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Juan Puthod es morocho, rapado. Martí Labró tiene pelo largo y blanco. La custodia aún no los distingue. “Es un desastre. Ya no creo más nada”, confiesa Graciela Lencina, compañera de Puthod. “El lunes reapareció el Volkswagen gris. Bajaron el vidrio, se dejaron ver. El martes la custodia no pudo acompañarnos a Rosario”, grafica. Pidieron que no los custodie la Bonaerense de Patti. Sólo consiguieron que no fueran de Zárate. Del expediente, ni noticias. Saben que el fiscal Orlando Bosca se opuso al cambio de fuero y que el juez Federico Faggionato Márquez aceptaría el caso, pero nadie confima nada. No tienen abogado. La causa por los desaparecidos locales, radicada en San Martín, no tiene un solo detenido.
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