El presidente Eduardo Duhalde utilizó ayer su microprograma de radio para intentar ganarse las simpatías de quienes participaron en la protesta del lunes en la Plaza de Mayo. Dijo que si no fuera Presidente “tal vez estaría en un piquete o con una cacerola” y pidió a los sectores que protagonizan las manifestaciones que lo ayuden “porque pensamos igual”. En plan de sinceramiento, Duhalde sostuvo que el país está “refundido” pero que gracias a la devaluación ya se ven signos alentadores en varias economías regionales. Además, confirmó que pondrá en marcha un plan que generará un millón de puestos de trabajo.
Fue la segunda emisión de “Conversando con el Presidente”, el programa que se emite tres veces por semana por Radio Nacional y que Duhalde quiere utilizar como vía de comunicación de sus ideas. “A la Argentina que tenemos hay que levantarla con esfuerzo y un trabajo enorme que está refundida por una política perversa que ha llevado al país a esta situación y que en su agonía terminó con la convertibilidad”, dijo el Presidente. Una de las estrategias comunicacionales de la Rosada ante las protestas pasa por aclarar que el país está quebrado y que no hay plata para nada.
Aunque mostró su cercanía con piqueteros y los cacerolazos, Duhalde aclaró que en su posición lo que correspondía era que se dedicara a resolverle los problemas de la gente. Con respecto a las demanda de los piqueteros por un millón de puestos de trabajo, el Presidente prometió cumplirla “para asistir a los que no pueden garantizarse los derechos humanos básicos”. Estimó que serán unos 750 mil los jefes y jefas de hogar que se beneficiarán con el programa asistencial que se lanzará en los próximos días mientras que otros 250 mil puestos serán destinados a jóvenes desempleados que serán vinculados “a algún tipo de obra pública”. “Reclamaban un millón de puestos de trabajo, eso es lo que vamos a hacer. Claro que no será de 380 pesos porque es imposible, sino que van a ser de 200 pesos”, puntualizó.
Duhalde habló bastante de presiones, un tema que se ve que lo preocupa. “Cualquier presidente de un presidente de un país digno no puede aceptar presiones y no podría aceptarlas de empresas de servicios públicos que aplicaron tarifas excesivas”, dijo.