Omar Abboud, el actual presidente del IVC, fue ministro de Desarrollo Social de Jorge Telerman. Su nueva función la emprendió con la idea de “recuperar el diálogo con la Nación”, una espinosa tarea en la que, según un especialista en el tema como el ex diputado Facundo Di Filippo, “esta gestión comienza con una nota de menos diez”. De origen musulmán, el titular del Instituto puede dar fe de cómo encarar este tipo de acercamientos porque también preside el Instituto para el Diálogo Interreligioso junto al sacerdote católico Guillermo Marcó y el rabino Daniel Goldman. “Creo que lo que está haciendo Macri en las villas es bueno, más allá de la miserabilidad de la política que siempre critica cuando se está en la oposición, pero no es capaz de construir un programa en el largo plazo. La urbanización en las villas no es un tema de hoy, ni de ayer, ni de esta administración, ni de la anterior. Tampoco es un problema de vivienda sino de integración urbana, y eso no se resuelve de la noche a la mañana”, dijo en declaraciones recientes al portal Noticias Urbanas. Peronista, vecino de San Cristóbal –el barrio de su colectividad y de los bazares– e hincha de Boca, Abboud llegó al IVC desde la Corporación del Sur, donde ocupaba una de sus direcciones. A poco de asumir su cargo se apresuró a desmentir que el organismo vendería 36 terrenos de ese Instituto como denunció la oposición política de la ciudad en una conferencia de prensa. El funcionario llega a un área desprestigiada en un contexto donde uno de cada tres porteños sufre graves problemas de vivienda y uno de cada cinco se encuentra en emergencia habitacional. Además, carecerá de fondos suficientes para paliar la situación heredada en un ente que recibirá mucho menos dinero que el año pasado.
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