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El país|Viernes, 16 de julio de 2010
LOS CONTRAPUNTOS ENTRE PICHETTO Y NEGRE DE ALONSO

Un final con lágrimas incluidas

Por Sebastian Abrevaya

El cierre del debate del matrimonio homosexual tuvo rizos inesperados, producto de un durísimo cruce que protagonizaron el jefe de la bancada oficialista, Miguel Pichetto, y la principal opositora a la ley, Liliana Negre de Alonso. En su discurso final, Pichetto retomó la discusión sobre el dictamen de unión civil impulsado por la senadora puntana, en el que se establecía una “cláusula de conciencia” por la que cualquier persona que “tuviere que intervenir en actos jurídicos o administrativos” vinculados con esa ley pudiera oponerse al trato con homosexuales. “Es prácticamente de un Estado totalitario, que le permite al funcionario decir: ‘Miren, ustedes son homosexuales; yo tengo una profunda repugnancia por ustedes, los desprecio mucho y, además, conmigo no se van a casar’”, argumentó Pichetto, mientras Negre de Alonso lo acusaba de “desvirtuar el dictamen”. “Eso, la verdad, es más propio de la Alemania nazi que de un Estado democrático”, insistió Pichetto, desatando una serie de contrapuntos que terminaron en el llanto de la presidenta de la Comisión de Legislación General.

El primer choque entre Pichetto y Negre se produjo apenas comenzada la sesión, cuando la senadora planteó una cuestión de privilegio contra el secretario parlamentario, Juan Estrada, y contra el presidente del cuerpo, José Pampuro, por impugnar aquel dictamen de unión civil. Con un tono acusador y crispado, la senadora puntana alteró la relativa tranquilidad del debate.

Luego de un breve pero intenso debate con Pichetto, la cuestión volvió al cauce. Unas catorce horas más tarde, cuando le tocaba al jefe de la bancada oficialista dar las palabras finales, el tema volvió a tocarse. “¡Si hubieran querido un proyecto de unión civil lo hubieran tenido! ¡Tenían mayoría para tenerlo! Hubieran hecho un buen instrumento, no el mamarracho que hicieron, presidente.

Negre de Alonso y otros senadores del PJ disidente gritaron fuera de micrófono y le pedían al presidente una interrupción. Pichetto rechazó cualquier intervención y le pidió a Pampuro que al culminar su discurso se pasara a votar. “¡O se rectifica o planteo una cuestión de privilegio! ¡Usted me ha dicho nazi y no se lo voy a permitir!”, exclamó la puntana. “A mí, la verdad que no me preocupa que usted no me permita”, retrucó Pichetto.

Con la voz temblorosa, Negre de Alonso hizo su descargo y luego, justo antes de votar, Pampuro tomó la palabra para calmar los ánimos. En un tono casi paternal, le reconoció su intensa tarea en el tema. La derrota de los antimatrimonio se veía venir. Negre de Alonso estaba exhausta y se secaba las lágrimas, mezcla de bronca por la inminente derrota política y la fuerte discusión.

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