La Comisión de Juicio Político declaró admisibles las solicitudes contra Julio Nazareno presentadas por la arista Elisa Carrió y el radical Carlos Iparraguirre. Sin embargo, no serán los únicos. Legisladores del justicialismo presentarán en las próximas horas otras solicitudes de juicio en base a las últimas declaraciones de Nazareno. Con esta causa, y no otra, pretenden “apretar el gatillo” contra el cortesano. La decisión fue consensuada con los senadores y prevén, según confesó uno de los conductores del bloque oficialista, llevar al recinto de la Cámara baja el caso antes de que finalice junio. Sobre las posibilidades que Diputados apruebe la acusación contra el supremo, uno de los justicialistas más influyentes del bloque dijo que “Nazareno está hasta la nariz”.
La reunión de la comisión que preside el tucumano Ricardo Falú fue ciertamente veloz. Fue rápida la declaración de admisibilidad del nuevo proceso contra Nazareno. Y esto fue una clara muestra de la premura que tiene el oficialismo por concretar el pedido presidencial de modificar la integración de la Corte. Sin embargo, entre los diputados del PJ creció la necesidad de ser ellos los protagonistas del final de Nazareno y quitarle, según creen, ese rol a Carrió e Iparraguirre.
Luego de consultar a los senadores, los diputados consideran que la acusación contra el supremo a partir del caso del juez Héctor Mario Magariños es endeble. Por un lado sostienen que Nazareno no es el único responsable de la sanción que le impusieron al juez luego de que éste opinara, desde su rol de profesor universitario, sobre un caso que se sustancia en la Corte Interamericana de Derechos Humanos contra el Estado argentino. “Hay un choque de competencias porque en realidad la potestad de sancionar a un juez le corresponde al Consejo de la Magistratura y no a la Corte como sucedió”, indicó a este diario un legislador del PJ. Como entienden que el caso todavía está sin resolverse, acusar a Nazareno por ello lo transforma en inviable o, al menos, opinable.
De todas formas, la excitación que les produce a los justicialistas la posibilidad de enjuiciar al cortesano menemista, los llevó incluso a evaluar la posibilidad de ampliar la acusación en el caso Magariños a la llamada mayoría automática. Fue la propia Carrió la que los detuvo al recordarles el fracaso del año pasado y, sobre todo, la recomendación que el propio presidente Kirchner le dio a los diputados del PJ: “Hay que ir de uno en uno”. Esto los calmó.
La afirmación de Carrió no es descabellada. Uno de los diputados más influyentes del justicialismo y que ostenta un alto cargo en la Cámara baja, ya les anticipó que el duhaldismo acompañará en tanto y en cuanto no se repita la estrategia del 2002.