Elisa Carrió, diputada por el ARI:
“La violencia siempre es funcional al régimen, y más allá de que uno pueda repudiar y criticar a alguna gente, no comparto la violencia. Siempre llamo a la sociedad a la perseverancia y a la lucha pacífica en la búsqueda de la verdad y la justicia. La salida de la Argentina se basa en verdad, justicia y reparación del daño, esto es que devuelvan el dinero robado”.
Graciela Römer, consultora:
“Creo que más allá de este hecho puntual, estamos frente a una rebelión cívica que expresa una situación de anomia social. Estos hechos son un desafío a la autoridad, un rechazo profundo al conjunto de las instituciones con comportamientos agresivos desbordados que expresan un rechazo a la dirigencia política, sobre todo si se observa quiénes son los destinatarios. Pareciera que hay una arbitrariedad e irracionalidad, pero lo que se ve es que los destinatarios son básicamente personalidades públicas que, se supone, son responsables de aquello que produce el malestar en la población, el deterioro, expoliación y la falta de respuesta a los derechos cívicos y sociales de la ciudadanía.
Con respecto a los dirigentes políticos está claro porque hay un rechazo generalizado. Se los asocia con la corrupción y las frustradas expectativas de la gente. Con respecto a Roberto Alemann y Jorge Asís, son personas que se las identifica con el menemismo por haber defendido las políticas de Carlos Menem y Domingo Cavallo.
Es un comportamiento desbordado errático e irracional, pero tiene cierta lógica. No hay arbitrariedad en la selección de los agentes receptores de la protesta, importa desde las motivaciones y el significado para el escrachante.
La violencia tiene que ver con poner el propio cuerpo en la defensa de los derechos en la medida en que no pueden ser canalizadosinstitucionalmente, porque las instituciones no tienen legitimidad social, como no la tienen la Justicia ni los partidos políticos. La gente siente que tiene que hacer justicia por mano propia, es un gran movimiento colectivo de búsqueda de justicia, por eso es anómico”.
Luis Zamora, diputado por Autodeterminación y Libertad:
“Me cuesta dar una opinión, pero no me gustan las agresiones. No se cambian las cosas a golpes. Hay gente que está hace cuatro años buscando laburo y se encuentra con el responsable de la destrucción familiar que produce la falta de trabajo. Y el responsable ostenta y provoca. Hay un grado de impunidad en la dirigencia política que la población de alguna forma pone límite porque no encuentra un camino alternativo, pero en definitiva la persona sigue sin laburo. Hay un grado de ostentación de impunidad de los que se resisten a ser minoría, se resisten a no poder imponerse. Los golpes no me parece que sean el camino, no propondría que busquemos a cada uno para pegarles, no es la fórmula que propongo, pero no me animo a reprocharle al que le pegó. Asís es un provocador, he visto que sigue provocando, formó parte de un gobierno que destruyó todo y está impune”.
Patricia Walsh, diputada por Izquierda Unida:
“No estoy de acuerdo en ejercer la violencia física en la calle contra personajes que repudio. El repudio debe ser político. Creo que la gente tiene razón en estar indignada. Propongo no votarlos nunca más y que tampoco sigan accediendo al Poder Ejecutivo nacional. Arruinarles la cena está bien, pero el linchamiento, que viene del apellido Lynch, es una práctica de la derecha. Si bien estos personajes, como Roberto Alemann o Jorge Asís, provocan sólo con su presencia, es necesario controlar la emoción. Propongo hacerles un corralito alrededor suyo y hablarles, y si no escuchan porque son sordos, entonces gritarles, pero no estoy de acuerdo con la violencia corporal”.
Tomás Abraham, filósofo:
“Creo que las fuerzas del orden van a tener que tomar alguna medida respecto de las agresiones de la gente, que ya son actos de bandolerismo.
Esos ciudadanos que se creen tan democráticos echan a gente de los bares.
Jorge Asís es un escritor muy importante y un político que no tiene ninguna denuncia en su contra ni ninguna condena, por lo tanto es decente.
Este tipo de hechos va terminar con los últimos resabios de democracia
e instalar el fascismo de derecha o de izquierda. Mientras esto dure no va a haber salida. Son síntomas del deterioro que existe en la sociedad, que no es ningún síntoma de salud sino de patología”.
Beatriz Sarlo, socióloga:
“El escrache a Asís y la violencia en las manifestaciones sociales me parecen un ejercicio de patoterismo de masas”.
Rosendo Fraga, consultor:
“Me parece mal que le peguen a cualquier persona. El pegar no se justifica según quien sea el agredido, sea Raúl Alfonsín, Roberto Alemann o Jorge Asís. En ningún caso lo justifico. La violencia estalla en el fútbol, en la delincuencia y en la calle, pero es una violencia sin sentido ideológico, símbolo de una sociedad tremendamente frustrada”.