La ronda de testimonios de ayer ante la Comisión Legislativa porteña que trata el incendio de República Cromañón ratificó que en ese boliche sucedía una serie de irregularidades, como contar con el beneficio de “zona liberada” y de funcionar como un microestadio bajo su cobertura de local clase “C”.
Expusieron ante la Comisión legislativa Marcela Solano y Adrián Martín, cotitulares de la Fiscalía 3, quienes actuaron la noche del 30 de diciembre de 2004 durante el incendio de Cromañón. Ambos admitieron, en respaldo del juez Julio Lucini, a cargo de la causa, que aquella noche la zona de Cromañón “estaba liberada”.
Martín precisó que “ni la nuestra ni las fiscalías anteriores recibieron denuncias de vecinos por ruidos molestos” en el local del barrio de Once. Tampoco hubo “ningún aviso de personal policial ni del gobierno de la ciudad de Buenos Aires” por la concurrencia que sobrepasaba la capacidad autorizada de poco más de 1000 personas, añadió.
Cromañón, siguió Martín, “estaba habilitado como salón de baile clase ‘C’, en consecuencia, con un régimen distinto al de los microestadios, como Obras Sanitarias o Luna Park”.
El funcionario sostuvo que la policía, “al ver que bajo la apariencia clase C funcionaba un microestadio, debió haber adoptado las medidas necesarias” para que el lugar fuera clausurado.