- “En una de mis habituales salidas a correr por el Boating me encuentro con Lito Fernández y en forma sintética le conté que el oro iba y venía, y que el Estado pagaba un reembolso aduanero, que era una locura pero era así. Y él me recomendó que ganara un millón y me retirara. Un mes después me invitó a su casa nueva y me dijo claramente que Alberto Kohan y él se ofrecían a ayudar a los americanos utilizando sus influencias.”
- “En una reunión en casa de Augspach se festejó con una botella de champagne francés la designación de Kohan y se escuchó a Verleysen decir que los lobbistas que ellos contrataban trabajaban desde el llano primero y luego se transformaban en funcionarios públicos muy importantes.”
- “Fernández me dijo que el dinero iba todo para Kohan. Así como la tarea de Campbell y Avogadro fue técnica desde el Ministerio de Economía, la de Kohan y Fernández fue más abstracta, se resumía como ‘paraguas’ político.”
- “Estando en Estados Unidos y teniendo problemas económicos para vivir y pagar el colegio de mis hijos llamé a Lito Fernández. Prometió ayudarme pero luego me hizo llegar un mail titulado ‘Barco Hundido’ y me indicó que nadie pagaría nada a cuenta mía. Nunca más tuve respuesta.”
- “En esa espera de cinco años en Estados Unidos intenté regresar a mí mismo y sentí un gran arrepentimiento. Ni mi abuelo, ni mi padre se apartaron de la ética con el pretexto de salvar una empresa. Destruí una trama familiar usando mi capacidad al servicio de lo peor.”
(Textuales de la declaración indagatoria de Enrique Piana.)