El cineasta Woody Allen se mostró insólitamente afable y locuaz en medio de un rodaje. Ayer recibió en Nueva York a una delegación asturiana encabezada por el presidente del Principado, Vicente Alvarez Areces, contrariando su regla de no recibir jamás en el set de filmación a personas ajenas a la película. En el encuentro con la Fundación Príncipe de Asturias expresó su deseo de participar en “algo importante”, tal vez la realización de un documental, el próximo año en Asturias de cara a la conmemoración del 25º aniversario de los galardones que llevan el título del heredero de la corona española. Allen saludó con afecto al presidente y al director de la Fundación, José Ramón Alvarez Rendueles y Graciano García, respectivamente, y a varios periodistas que acompañaban a la delegación y que pudieron presenciar el rodaje de dos tomas de la escena inicial de su película, que aún no tiene título. El director neoyorquino interrumpió su trabajo para recibir a la delegación asturiana en la puerta del restaurante típico francés Pastis, en el barrio de Old Meat Market, al sur de Manhattan, y aseguró, antes de reanudar el rodaje, que tiene muchas ganas de regresar a Asturias, donde hace casi un año recogió el Premio de las Artes.