La niña santa se estrenó la misma semana que Van Helsing (el cazador de monstruos), que se dio con 100 copias. Luego vino Harry Potter y El día después de mañana. Son películas hiperpromocionadas, generalmente estrenos globales (incluso se estrenan un día antes que en Estados Unidos). Eso nos da una dificultad de permanencia, que nos perjudica mucho en cuanto a cantidad de espectadores. Lentamente nos va sacando la posibilidad de permanecer el tiempo necesario para recuperar nuestros costos. La solución es regular, de alguna forma. En una época había canales de continuidad, donde uno podía defenderse. Se demoraban estrenos si las películas en cartel cubrían una media de público determinado. Ahora parece que no vale la cantidad de espectadores, sino la necesidad compulsiva de estrenar. Aun entre los distribuidores se están masacrando. Nosotros lo sufrimos más porque las grandes producciones no necesitan cubrir sus costos. Para eso tienen Estados Unidos. La protección de las pantallas para dar nuestros productos es cuestión de Estado.