“Tengo una biblioteca aquí y otra en EE.UU. –cuenta Martínez–. En ambas hay un área de trabajo con enciclopedias, diccionarios, libros de referencia, y otra en la que guardo los libros que no son de uso diario.”
–¿Cuáles son las joyas?
–Una primera edición de Trilce, de César Vallejo. Y una antología de poesía latinoamericana hecha por Borges, de 1928, donde hay poemas que no están en otra parte. Y tengo una primera edición cubana de Paradiso, de Lezama Lima; me la regaló en La Habana. “Tiene estas erratas”, dijo, se puso a corregirlas y se entusiasmó: “Este párrafo lo hubiera querido escribir de esta manera, o así...”. Toda la edición está anotada por Lezama Lima.