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Una vez más, los porteños vieron las calles de la ciudad anegadas, interrumpido el servicio de subtes y cortada la energía eléctrica. Sólo cayó la mitad de lluvia que durante la semana pasada (25,4 milímetros contra 60) y en un lapso mayor de tiempo (entre las 14 y las 21), pero los problemas fueron los mismos. “Fueron chaparrones, lluvias copiosas y de corta duración –dijeron desde el Servicio Meteorológico Nacional–. Chaparrones normales para la fecha”, que volvieron a inundar la ciudad. Para más, ayer se divisaron dos trombas –tornados sobre ríos u océanos– a la altura de San Isidro, que hicieron recordar a los vecinos de la zona norte el cine catástrofe norteamericano. Pero las trombas no provocaron desastres porque se dieron a 200 metros de la costa y se desvanecieron al llegar a tierra.
Los “tornados marítimos” se formaron cerca de las 18.30 a 200 metros del continente, en uno de los dos frentes de tormenta que azotaron el área metropolitana, debido a la zona de bajas presiones y la diferencia térmica entre la temperatura de una de ellas y la costa, explicó el Servicio Metereológico Nacional (SMN). Pero se desarmaron al llegar a la tierra.
“Las trombas marinas son pequeños tornados que desprenden nubes que son habituales en épocas de tormenta. En su interior hay vientos de entre 60 y 80 kilómetros por hora y no suelen crecer en tamaño. Por otra parte, no son un fenómeno aislado y responden a una cuestión simple: en el río, el agua está caliente y hay condiciones de humedad altísimas. El Río de la Plata es un gran centro de baja presión y esa combinación propicia que se armen trombas”, ilustró un meteorólogo del SMN, en diálogo con Página/12.
El mismo profesional minimizó el riesgo de que las trombas llegasen a tierra firme: “En tierra no se dan las condiciones para que se formen estos fenómenos, lo que sí sucede sobre el agua. Al alejarse del río y acercarse a la costa, las trombas pierden fuerza y se desvanecen”, dijo.
Por otra parte, en superficie continental, en la ciudad de Buenos Aires, hubo anegamiento de calles, cortes del suministro eléctrico y suspensión de los servicios de transporte subterráneo. Más de un centenar de los nuevos agentes de control de tránsito se abocaron a la reorientación del tránsito y la asistencia a peatones; mientras que Defensa Civil porteña trabajó “arduamente” en las zonas de Palermo, Boedo y Villa Crespo, según explicó su director, Daniel Russo, a este diario. La zona más afectada, dijo Russo, volvió a ser la de Santa Fe y Juan B. Justo. Mientras que en Palermo y Boedo el agua ingresó en las casas y en también anegó las calles.
En la esquina de Angel Gallardo y la avenida Corrientes, en Parque Centenario, los vecinos sacaban anoche el agua de sus casas hacia las calles, que ya habían drenado. Y lo hacían sin luz, porque se cortó el suministro en todo el barrio. Las que sí persistían anegadas anoche eran las avenidas Angel Gallardo, en Parque Centenario; Santa Fe, a la altura de Plaza Italia, y el cruce de las calles Camargo y Juan B. Justo, en Villa Crespo.
Los servicios de las líneas B y E de subte prestaban, entretanto, servicio reducido, mientras que en la línea A directamente fue interrumpido. La línea B siguió de largo en las estaciones Bulnes y Scalabrini Ortiz, de Palermo, una de las zonas más propensas a sufrir problemas de esta índole. Y la línea E funcionaba con servicio reducido entre las estaciones Bolívar y Entre Ríos, y lo había suspendido de allí hasta Plaza de Los Virreyes.
Entretanto, persistía anoche un alerta metereológico por lluvias y tormentas intensas en la zona comprendida por el Río de la Plata exterior y la Costa Atlántica bonaerense, entre las ciudades de San Clemente del Tuyú y Mar del Plata. El alerta se produjo por “un sistema de baja presión, ubicado sobre el norte uruguayo, que continúa generando lluvias, lloviznas y algunas tormentas con vientos sostenidos del Este y del Sudeste de entre 25 y 50 kilómetros por hora”, explicaron desde el SMN.
El alerta persistirá al menos hasta mañana, debido a “la lenta evolución de la depresión atmosférica”, que hace prever “que en estas condiciones no habrá cambios apreciables para mañana (por hoy)”.
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