El Tribunal Oral Nº 1 de Morón, el mismo que condenó a 15 años de prisión al cura Julio César Grassi por abuso sexual y corrupción de menores, tendrá a su cargo un nuevo juicio mediático: el que se iniciará, en un año aproximadamente, contra Fernando Bellini, dueño del tradicional local nocturno Pinar de Rocha. Bellini está acusado por el crimen de su mujer, la bailarina Morena Pearson, ocurrido el 21 de marzo de 2008, en la casa que compartía la pareja. En el sorteo realizado por la presidencia de la Cámara de Apelaciones y Garantías en lo Penal de Morón, la causa quedó en manos del Tribunal Oral Nº 1, integrado por Luis Andueza, Jorge Carrera y Mario Gómez. Pearson, de 23 años, murió de un balazo en la cabeza. Desde el comienzo, Bellini, de 58 años, sostuvo ante la Justicia que su mujer se había suicidado, pero no le creyeron y, según se dijo en su momento, existen más de una docena de indicios que lo señalarían como autor material del crimen. Los celos habrían sido el móvil.
En la madrugada del 21 de marzo del año pasado, Morena hizo su habitual show erótico del caño en el salón VIP de Pinar de Rocha, en la localidad bonaerense de Ramos Mejía, cuyo dueño es Fernando Bellini. Según algunos testigos, en ese mismo momento, al cierre del espectáculo, Bellini le habría hecho una recriminación porque ella hizo participar del baile a un par de espectadores. De todos modos, según los elementos que obran en el expediente, el problema de los celos venía de mucho antes y no obedecía a hechos casuales como el baile con gente del público.
“Daniel me quiere matar.” “Nos separamos porque cree que estoy saliendo con vos.” Los mensajes de texto fueron enviados por la víctima, horas antes del crimen, a un bailarín que solía trabajar con ella en el show. El hombre le dio el dato a la Justicia. Los mensajes habían sido borrados del celular de Morena, pero fueron recuperados por la empresa que brindaba el servicio telefónico, a pedido del fiscal de instrucción Matías Rapazzo y el juez de Garantías Gustavo Robles.
“Se mató porque estaba depresiva y era bulímica”, declaró Bellini cuando llegó la policía al lugar del hecho, la vivienda que compartía la pareja con la hija de ambos, Priscila, que tenía apenas 20 meses cuando murió su madre. Al principio, la hipótesis fue abonada por Francisco Pearson, quien declaró ante la prensa que su yerno era inocente. Sin embargo, cuando se presentó ante la Justicia, dijo que descartaba el suicidio y que Morena le había dicho que recibió amenazas de muerte de parte de Bellini. El empresario había amenazado dos veces a su hija poniéndole una pistola en la cabeza. También dijo que a él lo había amenazado cuatro veces.
Las pericias demostraron que ni Bellini ni Morena tenían rastros de pólvora en las manos. El imputado tuvo tiempo de lavarse antes de avisar a la policía. En el caso de la víctima, si en verdad se hubiera suicidado, tendría que tener la evidencia en su mano derecha, donde llevaba el arma. El fiscal y el juez afirmaron que el imputado modificó la escena del crimen. El cuerpo de la mujer había sido lavado. El bailarín que recibió los mensajes enviados por Morena declaró en la causa con identidad reservada y confirmó que Bellini la amenazaba de muerte y que era celoso.
Otros detalles son indicios contra Bellini: no acompañó a su mujer herida hasta el hospital, donde murió once horas después. Dijo que era de una tía suya la pistola Heckler & Koch, con mira láser, de la que salió el disparo mortal, pero luego se demostró que era de su propiedad y que no tenía habilitación legal para usarla. Por eso lo acusan de homicidio agravado y en un año deberá enfrentar el juicio oral.
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