Página/12 :: Sociedad :: Una muerte con olor a crimen

En Marcelo T. de Alvear al 1900, en el barrio porteño de Recoleta, en una playa de estacionamiento en la que solía pasar las noches y en la que desde hacía poco tiempo se desempeñaba como sereno, fue hallado muerto un hombre de 42 años que vivía en situación de calle y del que, hasta anoche, no se tenían otros datos. De acuerdo con la información que se pudo reunir en el barrio, el cuerpo presentaba quemaduras en brazos y tórax, tenía manchas de sangre, le faltaban dos dientes y mostraba huellas de golpes en el rostro. Fuentes de la Comisaría 17ª, consultadas por Página/12, relativizaron la posibilidad de un homicidio y señalaron que se trata de una persona “con gran deterioro físico” porque vivía en la calle. La Justicia investiga las causas de la muerte.

El hallazgo del cuerpo fue a las 9 de ayer, cuando la encargada del lugar abrió la puerta del estacionamiento. El hombre estaba en el interior de un pequeño cuarto donde dormía y al que tenía acceso por permiso de los responsables del lugar. Al parecer, era una persona conocida y estimada por los vecinos del barrio, motivo por el cual se le permitía quedarse a dormir allí y trabajar como sereno para que se ganara unos pesos.

Se afirma que las lesiones sufridas por la víctima fueron constatadas por médicos forenses y que el caso es investigado, al menos como muerte en circunstancias no establecidas en forma fehaciente, por la Fiscalía Nacional 23, a cargo de Marcelo Retes.

El sereno de un estacionamiento de Recoleta

Una muerte con olor a crimen