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Una nena de 11 años permanecía ayer internada en coma farmacológico y con pronóstico reservado, tras caerse de un buggy en la ciudad balnearia de Villa Gesell, donde veraneaba junto a su familia. El vehículo, una mezcla de cuatriciclo y arenero (foto), era conducido por el padrastro de la nena, quien sufrió heridas leves. La niña estaba con asistencia respiratoria y ayer los médicos tuvieron que realizarle una traqueotomía. El caso se suma al accidente registrado en enero en Pinamar, cuando un nene de 10 años murió luego de que el cuatriciclo, conducido por otro menor, volcara y se les cayera encima.
El accidente ocurrió el viernes pasado poco después del mediodía, a unos 200 metros de la calle 313 y Alameda 201, una zona de médanos, en la parte norte de Villa Gesell. La niña viajaba junto a su padrastro, Osvaldo Vázquez, de 50 años, quien perdió el control del buggy y volcó. Al caer, la nena sufrió fuertes golpes en la cabeza y cortes en el rostro. Las lesiones del conductor, por su parte, fueron de menor consideración: sufrió una fractura y golpes leves, pero su estado no revistió gravedad.
A raíz del violento impacto, la nena tuvo que ser trasladada de urgencia al hospital municipal. Allí fue estabilizada y luego se la derivó, debido a la gravedad de los golpes, al Hospital Materno Infantil de Mar del Plata. Desde el día del siniestro, la nena se encuentra internada en grave estado.
Los buggies, también conocidos como RUV (Vehículo Utilitario Recreacional por sus siglas en inglés), son un híbrido entre los cuatriciclos y los areneros. Se trata de vehículos 4x4, con capacidad para cuatro o cinco personas, que en los últimos años se pusieron de moda en las playas de la costa atlántica. Su costo oscila entre los 110 mil y los 180 mil pesos, según el modelo.
El director del Hospital Materno Infantil de Mar del Plata, Pedro Sabando, precisó que la nena “está en coma farmacológico inducido para controlar su estado hemodinámico y tiene asistencia respiratoria mecánica. Veremos cómo va evolucionando en las próximas horas”. El médico sostuvo que la paciente “permanece estable, en estado general crítico y con pronóstico reservado”, mientras que ayer se le practicó una traqueotomía. Según precisó el director del hospital, la niña ingresó el viernes último alrededor de las 15 con “traumatismo encefálico de cráneo y fractura de su maxilar inferior”. Tras “estabilizarle la herida maxilofacial, ayer (por el lunes) se le realizó una tomografía que evidenció edema cerebral”.
Los accidentes protagonizados por vehículos todoterreno suelen ser moneda corriente en las playas de la costa atlántica. De hecho, éste es el segundo accidente grave con este tipo de rodados que se produce en la temporada de verano. El 29 de enero, Tomás Agreste, un niño de 10 años, falleció luego de que el cuatriciclo conducido por su primo, Juan, de 15, volcara y se les cayera encima. La tragedia ocurrió en un sector aislado de médanos de La Frontera, a la altura del parador El Más Allá, en la costa norte de Pinamar. Ambos, conductor y acompañante, iban sin casco. Tomás murió antes de llegar al Hospital de Pinamar, mientras que su primo tuvo que ser hospitalizado a raíz de los golpes recibidos.
Desde la Agencia Nacional de Seguridad Vial explicaron a este diario que la Ley de Tránsito 24.449 no considera a los cuatriciclos y buggies como rodados, por lo que no pueden circular en la vía pública, sino sólo en ámbitos privados o aislados. A su vez, desde el organismo dependiente del Ministerio del Interior y Transporte informaron que, durante el primer mes del año, los agentes retuvieron 814 cuatriciclos que eran conducidos por menores de 16 años en la zona de La Frontera. “La conducción de este tipo de vehículos está prohibida para los menores de 16 años”, recordaron desde la Agencia Nacional de Seguridad Vial. Por lo tanto, “se solicita a los adultos responsables que actúen con prudencia y no se los faciliten a los menores, ya que los ponen en enorme peligro”.
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