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Sociedad|Jueves, 3 de abril de 2014
Vecinos de distintos barrios afectados hace un año confluyeron en Saavedra

Marcha de silencio y críticas a la gestión de Macri

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Hubo vecinos de asambleas de los barrios porteños y del conurbano.

Vecinos de distintos barrios porteños y de localidades bonaerenses afectados por el desborde del arroyo Medrano reiteraron sus reclamos “por la falta de obras” del gobierno de Mauricio Macri para que no vuelva a ocurrir la tragedia de hace un año, cuando ocho personas murieron por las inundaciones que afectaron a la ciudad.

Vecinos de asambleas de los barrios de Saavedra, Coghlan, Mitre, Núñez y Belgrano, entre otros, junto a organizaciones de las localidades bonaerenses de Villa Maipú, Munro o Florida realizaron “una marcha de silencio” para recordar el primer aniversario de las trágicas inundaciones, en donde los vecinos sufrieron centenares de pérdidas materiales.

Las columnas partieron desde diversos barrios y confluyeron todas en la plaza situada frente al Parque Sarmiento, donde todos los vecinos coincidieron en reclamar por “la falta de obras” en el arroyo Medrano, la urgente realización de “reservorios” para prevenir hechos similares, y “la soledad que tuvieron hace un año” sin la ayuda del gobierno porteño para rescatarlos.

La lluvia comenzó la noche del 1º de abril de 2013. Su pico máximo se registró en la madrugada del 2, cuando en dos horas la caída de agua superó los 100 milímetros en la ciudad. Las zonas norte y oeste fueron las más afectadas por el desborde del arroyo Medrano.

Autos que flotaban y eran llevados por la correntada, vecinos con agua dentro de sus viviendas, comercios dañados y decenas de personas de los asentamientos que perdieron todas sus pertenencias fue el panorama que dejó la precipitación, especialmente en los barrios de Saavedra, Colegiales, Villa Luro, Villa Ortúzar y Villa Urquiza.

Mikel, un vecino de Saavedra, contó que ese día “mi auto se fue flotando y quedó irrecuperable, mi casa no fue afectada de casualidad porque es muy alta y sólo entraron 30 centímetros en el interior”. “La pérdida más grande –narró– además de las vidas humanas no son las materiales, sino la tranquilidad. Después de la tragedia, los vecinos ahora nos ponemos nerviosos cada vez que llueve porque es imposible no pensar en lo que nos pasó.”

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