Desde el sushi y el bonsai hasta el karaoke y el manga, todas las disciplinas pertenecientes a la cultura japonesa estarán al alcance del público a partir de hoy y durante diez días.
Nunca hubo en la Argentina un evento sobre el Japón tan abarcativo, dicen los organizadores.
“La cantidad de alumnos aumentó cuando la crisis del país se hizo más grave”, dice Carlos Lofreda, profesor de Iaido, una técnica de defensa de los samurais del siglo XIX basada en movimientos del sable. “Es que la gente se acerca porque este arte marcial tiene un fuerte respaldo cultural. A través de combates con el sable, donde se fantasea con matar a adversarios imaginarios, enseñamos a cortar con los miedos propios y a un mejor autoconocimiento”, explica Lofreda, uno de los tantos argentinos que participará en la segunda Convención Nacional de la Cultura Japonesa: desde hoy y durante diez días se realizarán, en el Centro Cultural Recoleta, exposiciones, seminarios y espectáculos típicos del Japón. “Cada vez más los argentinos practican disciplinas japonesas que requieren ascetismo, paciencia y concentración”, afirma Cecilia Tanoue, una de las organizadoras del evento.
El sushi es una de las tantas modas que importaron los argentinos del Japón pero no la única. “Hay una oleada de renovación que viene con el animé, con el haiku y con otras actividades típicas japonesas. Más que una cultura, Japón es hoy una tendencia”, señala Amalia Sato, traductora y editora de la revista de literatura japonesa Tokonoma.
Con entrada libre y gratuita, la Fundación Cultural Argentino Japonesa –con sede en el Jardín Japonés– organiza la segunda Convención Nacional de la Cultura Japonesa (la anterior fue en el 2001) en el Centro Cultural Recoleta: “La muestra nuclea y convoca a todos los que hacen artes niponas. Nunca hubo en el país un evento sobre el Japón tan abarcativo”, cuenta Tanoue, directora de la sección de exposiciones. La muestra está organizada en ocho áreas: pintura y grabados, cerámica, ikebana, literatura, bordados sobre seda y estampados de kimonos, paisajismo y bonsai, origami (el arte del plegado del papel); manga (historieta japonesa) y animé. A la convención, que finaliza con la ceremonia del té, el 2 de noviembre –día de la cultura japonesa– asistirán reconocidos artistas y maestros de los Estados Unidos y Japón.
Hideo Sugimoto tiene 70 años y desde 1960 vive en la Argentina. “Cuando estaba en Tokio, durante mi secundaria escuchaba discos de tango. Viajé primero a los Estados Unidos, después a Brasil, pero al final me instalé en la Argentina, que era el lugar de mis sueños”, cuenta desde su casa de Munro. Sugimoto es profesor de bonsai, los diminutos árboles que pueden vivir más de 600 años y que llegan a costar entre mil y dos mil dólares. “Difundo las técnicas para su cultivo y cuidado. A través del bonsai se va conociendo el mundo misterioso de los árboles y se aprende a respetarlos. El primer efecto que produce el bonsai es apaciguar a la persona que viene muy estresada y agitada”, explica. “Aunque a De la Rúa lo tranquilizó demasiado”, aclara.
Las canciones japonesas en karaoke también serán parte de las atracciones de la convención. “El karaoke es un playback que llegó a la Argentina a fines de los ‘70. En Japón hay una cultura del karaoke, que es un divertimento para las familias”, dice Hiro Hanashiro, de la Asociación Japonesa de Burzaco, una de las sedes de la colectividad japonesa en el país. El domingo, Hanashiro cantará en un número de danzas japonesas.
Según Tanoue, las mayores actividades japonesas que practican los argentinos adultos son el ikebana, las artes marciales, la pintura con tinta negra (sumi-e) y acuarelas, mientras que los jóvenes se inclinan por el animé, el manga y el estudio del idioma. “En los últimos años hubo un boom de la cultura japonesa en el país. El sushi despertó el interés de los argentinos hacia otras actividades, pero al mismo tiempo hubo una apertura desde la comunidad”, señala la directora de exposiciones.
–¿Por qué los argentinos se sienten atraídos por estas actividades? –preguntó este diario.
–Todas las disciplinas de prácticas estéticas y de contemplación tienen base en la filosofía zen e implican desligarse de lo mundano y de situaciones estresantes. Las técnicas japonesas apelan a la concentracióny a la tranquilidad para dominar fuerzas indomables como las pasiones –aseguró Tanoue.
“Fui descubriendo de a poco la cultura japonesa y me atrajo la humildad que se pone en función de un proyecto”, dice Lofreda, profesor de Iaido y estudiante de kendo (que se practica con una espada de caña), quien intenta explicar por qué aumentó el interés de los argentinos por la disciplina de los samurais: “Se dice que los mejores cortes con el sable son los que uno hace consigo mismo: los peores enemigos están adentro nuestro; cuando uno corta con ellos y con sus miedos, sale adelante”.
Producción: Gabriel Entin.