LOS TECNICOS CREEN QUE EL DISCOVERY NO FUE DAÑADO Y PUEDE VOLVER A TIERRA
Volvieron las sonrisas en la NASA
Tras un día de zozobra, la agencia espacial aseguró ayer que el material desprendido en el despegue del transbordador no perjudicó la nave. En el espacio, el Discovery se acopló a la Estación Espacial y sus astronautas se encontraron con los dos que viven allí.
Los dos ocupantes de la Estación Espacial Internacional dan la bienvenida al astronauta del Discovery.
En la NASA pudieron concretar el gesto de hacer correr el brazo por la frente y resoplar de alivio: de acuerdo con los primeros análisis efectuados sobre las imágenes del Discovery, los pedazos de aislante que se desprendieron de un tanque externo durante el despegue, el pasado martes, no habrían golpeado al transbordador. De todos modos, los técnicos advirtieron que se esperan los resultados de evaluaciones más exhaustivas que se están realizando sobre las fotos obtenidas hasta ahora. Mientras en Tierra la agencia espacial cavilaba sobre esos análisis, en el espacio el transbordador se acoplaba con la Estación Espacial Internacional, donde los tripulantes pasarán una semana ajustando detalles.
Las caras de los técnicos de la NASA habían comenzado a alargarse el miércoles, un día después del supuesto despegue triunfal, cuando notaron lo que las cámaras habían registrado: un trozo de revestimiento térmico se desprendió de la trompa de la nave. El inoportuno separatista es un pedacito de material aislante que mide menos de cuatro centímetros, y desde esa pequeñez logró poner en vilo a más de uno. Se sospecha que el material se salió de su lugar después del impacto con un pájaro, según informó el director de Vuelos de la NASA, Paul Hills. El funcionario trató de transmitir algo de calma al asegurar que los especialistas no están preocupados, porque no habría elementos para pensar que pueda repetirse el accidente del Columbia (ver aparte).
“La buena noticia es que ningún pedazo de los provenientes de las pérdidas de aislante del tanque externo parece haber golpeado al transbordador”, respiró John Shannon, jefe de operaciones de vuelo del Discovery. El lanzamiento del transbordador estaba previsto inicialmente para el 13 de julio, pero ese día se suspendió sólo dos horas antes de concretarse. El motivo fue que se detectaron problemas en uno de los cuatro sensores del tanque externo de combustible. Y si bien las causas de esa irregularidad no se aclararon, para la NASA no fue un argumento suficiente para dar marcha atrás en el despegue.
“Llámese suerte o lo que sea, no causó daños al transbordador”, celebró Bill Parsons, jefe del programa de transbordadores. También arriesgó una explicación a ese golpe de suerte: “Si el trozo de espuma aislante se hubiese desprendido antes, cuando la atmósfera es más densa, podría haber provocado daños catastróficos al Discovery”. El optimismo que reina a estas horas entre los técnicos de la NASA descansa sobre los resultados de una serie de simulaciones informáticas. Este indicio favorable se suma a una revisión que se hizo el miércoles en la cubierta de la nave. Ese día, la exploración realizada por cámaras y sensores instalados en la punta de un brazo articulado no reveló ningún problema.
Sin embargo, se aguardan estudios más rigurosos para obtener mayores certezas acerca del estado del transbordador. Los especialistas esperan que estén disponibles los resultados de un análisis con scanner láser para despejar por completo sus dudas. Con esa técnica es posible detectar y medir grietas que en una foto o en un video pueden pasar inadvertidas.
En tanto, los tripulantes se acoplaron a la Estación Espacial Internacional –ISS, de acuerdo con sus siglas en inglés–, donde permanecerán toda la próxima semana para hacer evaluaciones exhaustivas y esperar novedades. La operación de ensamble estuvo a cargo del piloto James Kelly, y el “enganche” también se aprovechó para seguir indagando en la integridad del transbordador. Durante los últimos treinta minutos del acercamiento a la ISS, el Discovery se movió a una velocidad de tres centímetros por segundo. Cuando la distancia entre ambos fue de 183 metros, el transbordador dio una vuelta hacia adelante sobre su nariz para exhibirse completo ante las escotillas de la ISS, mostrándoles la “panza” a los dos astronautas que habitan la estación desde abril.
Los tripulantes de la ISS, el ruso Serguei Krikaliov y el estadounidense John Philips, actuaron frenéticamente como turistas, dedicándose a obtener la mayor cantidad posible de registros fílmicos y fotográficos durante dos minutos. “Estamos viendo la Estación Espacial por la ventana y parece preciosa”, expresó la comandante Eillen Collins al aproximarse a la ISS. Como respuesta, oyó: “Los esperamos”. A los dos habitantes de la estación no les hacía falta aclarar ese deseo: desde abril permanecen allí solitos, a 350 kilómetros de altura. El Discovery es el primer transbordador que llega a la ISS desde noviembre de 2002, cuando otra nave, el Endeavour, realizó la última visita.
Además de depositar en la estación alimentos, equipos y repuestos, los astronautas se abocarán a una inspección de las cerámicas térmicas del transbordador. A partir del sábado, dos de los tripulantes –Stephen Robinson y su colega japonés Soichi Noguchi– tienen previsto salir en tres oportunidades al espacio, a fin de ensayar técnicas en órbita de reparación de las cerámicas y reemplazar un giroscopio de la ISS.