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Sociedad|Domingo, 20 de enero de 2008
EL INCREIBLE PERIPLO DE UN EX SERVICIO QUE REVISTABA CON GORDON

De la guerra sucia al narcotráfico

Por Diego Martínez
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Lorenzo, alias “Mayor Guzmán”.

La mano de obra desocupada de la dictadura militar sigue empeñada en causas nobles. Ernesto Lorenzo, el líder de los narcotraficantes detenidos ayer, tiene una extensa trayectoria ligada a las Fuerzas Armadas y a paramilitares que el mero paso del tiempo no logra reciclar. El “Mayor Guzmán”, tal su alias o nombre de guerra desde hace treinta años, trabajó en Inteligencia del Ejército durante la guerra sucia, se integró luego al Batallón de Inteligencia 601 –nueve de sus miembros acaban de ser condenados– y fue hombre de confianza del paramilitar Aníbal Gordon, para quien siguió trabajando en secuestros extorsivos en los años ’80. Ya había caído preso por narco en 2000. Nadie le podrá negar coherencia.

Lorenzo tiene 58 años. Es civil, aunque durante años estuvo rodeado de uniformes verde oliva. A principios de los ’70 comenzó a especializarse en asaltos y defraudaciones de la mano de Gordon, que con los años se convertiría en celebridad entre los genocidas del Cono Sur. Con el surgimiento de la Triple A las ofertas laborales se diversificaron. Antes del golpe de Estado, Gordon y Lorenzo fueron reclutados en Rosario por el general Otto Paladino, que de la Triple A saltó a conducir la SIDE durante la dictadura. Paladino fue uno de los cerebros del centro clandestino Automotores Orletti, un símbolo del Plan Cóndor por el que pasaron desaparecidos de varios países de Sudamérica. Durante los años duros del gobierno de facto, Lorenzo trabajó en el departamento II de Inteligencia del Cuerpo II de Ejército, en Rosario, como subordinado del coronel Oscar Pascual Guerrieri, uno de los condenados en diciembre.

Entre 1982 y 1984 la banda de Gordon se especializó en secuestros extorsivos. Los primeros cinco minutos de fama de Lorenzo llegaron cuando la dictadura agonizaba: participó como chofer en el secuestro de Guillermo Patricio Kelly. Fue en agosto de 1983 en la esquina de Cabildo y Republiquetas. Junto con Eduardo “Zapato” Ruffo (apropiador, procesado y preso por su actuación en Automotores Orletti), César Enciso, Marcelo Gordon (hijo de Aníbal) y Carlos Rizzaro, Lorenzo trasladó a Kelly hasta una casa operativa en Rosario, donde lo aguardaba Aníbal Gordon. Según contó el “Mayor Guzmán” a la Justicia, “se le preguntó para qué servicio de Inteligencia trabajaba”. Gordon agregó que entregaron el video con el interrogatorio al Cuerpo II, que les ordenó liberarlo por el revuelo que la publicidad del caso había causado. Un año después Lorenzo fue detenido. En 1991 el juez federal Martín Irurzun lo condenó a siete años de prisión, pero ya los había cumplido.

En 1992 volvió a caer, esta vez por un intento de robo a la sucursal de plaza San Martín del Lloyds Bank. El 29 de octubre de 1995, al volante de una camioneta, fue detenido una vez más en el barrio de Belgrano. En la caja transportaba un cuadro de Goya del sigloXVIII, Retrato de María Teresa Ruiz de Apodaca y Sesma. Lo había robado la banda de Gordon dos meses después de secuestrar a Kelly, en 1983, del Museo de Arte Decorativo Odilio Estevez, de Rosario. La obra de arte estaba valuada en más de tres millones de dólares.

Su anteúltima caída fue el 28 de octubre de 2000 en una casaquinta de General Rodríguez, como miembro de un grupo de narcotraficantes, su último oficio. Lo acompañaba José Orlando Mercado Solís, que un día antes se había escapado de la cárcel de Devoto con la colaboración de agentes del Servicio Penitenciario Federal. Además de credenciales falsas de la policía y de la Secretaría de Seguridad Interior, la banda tenía un arsenal en su poder. Lorenzo había cambiado de rubro pero no de alias: “Mayor Guzmán” era su nombre clave en la organización.

En 2005 el juez Norberto Oyarbide condenó a la banda de Gordon por los secuestros de los ’80. A Lorenzo le dio diez años, pero por la pena que purgó en los ’80 siguió en libertad. Fuentes vinculadas con la detención de ayer informaron que estuvo cuatro años preso, por narcotráfico y tenencia de armas de guerra, hasta que la Cámara Federal de San Martín lo liberó, por causas que aún no se desconocen.

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