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Sociedad|Lunes, 10 de noviembre de 2008
Opinión

¿De qué estamos hablando?

Por Martha Arriola *

Nació el 2 de junio de 1990. Cuando comenzaba la década del vendaval neoliberal. El 11 de diciembre de 1996 un juez dispone su internación junto a sus seis hermanos. Edades de los chicos: entre dos y nueve años, aproximadamente. El informe de un psicólogo del entonces Consejo del Menor y la Familia da cuenta que los chicos están bajo crisis de angustia porque, según su relato, fueron abandonados por la mamá y no saben por qué. Hay varios informes y movimientos. Uno, del 3 de febrero de 1997 refiere que él “vive en una villa de emergencia. La madre en el día de la fecha solicita la intervención a causa de malos tratos del padre. Presenta lesiones en la espalda y quemaduras de cigarrillo”. Los hermanitos pasan por distintos institutos. Su primera “fuga” fue el 2 de julio de 1997, acaba de cumplir 7 años. Al día siguiente se solicita al jefe de Policía su captura. El 18 de julio es capturado, junto a otro chico fugado, y se los interna en otro Hogar. Se fuga. Desde 1997 a 1999, se produce una serie de fugas, capturas, traslados. El 3 de marzo de 1999, el Equipo Técnico del Registro realiza un informe donde señala: “En la entrevista se muestra totalmente reactivo, no responde preguntas y amenaza con fugarse. Usa los crayones y hace un dibujo. Parece un niño inteligente, que agrede y transgrede todo el tiempo, con una evidente ambientación callejera. Alcanza a decir que quiere estar con sus hermanos...”. Se fuga. El 6 de noviembre de 1999, la Policía solicita al director de Admisión de Menores, por disposición del Tribunal de Menores que lo aloje en algún instituto, se le “instruyen actuaciones por infracción al Artículo 10, Ley 10.067”. El 15 de noviembre de 1999, se informa al Tribunal su fuga. Termina la década.

El 12 de junio de 2000, se dispone nuevamente su internación. La historia se repite.

El 9 de febrero de 2001, poco antes de que el país se derrumbase con el terremoto de diciembre, se produce un informe profesional del Tribunal: “10 años, internado desde 8/2/2001 por trastornos adaptativos”. “Lúcido, coherente, colaborador. Antecedentes de consumo de cocaína y marihuana. Personal de enfermería refiere: hiperquinético, agresivo y no acepta límites”. Por el informe también podemos saber la medicación que le suministran: “Tegretol 200 mg (3c), Rivotril 2 mg (3c) y Nozinam 25 mg (1 y medio c)”. Recibió, además, Etumina, Fenergan, Ampliactil. El diagnóstico: enfermo mental, reviste forma clínica de trastorno adaptativo. Debe permanecer internado. Va y viene, a través de distintas disposiciones, de clínicas a institutos. El 18 de octubre de 2002, el Tribunal dispone su internación en un instituto “teniendo especial consideración a que padece patología adictiva al pegamento”. Vuelven las fugas y recapturas. Para el 2003, ya se dispone su internación en un instituto cerrado. Tiene 13 años. Ha pasado de lo “asistencial” a lo “penal” sin que se diera cuenta casi. Se basan en la conducta delictiva que ha comenzado a manifestar. Tentativa de robo calificado. “Dada peligrosidad para sí y para terceros, cantidad de hechos delictivos, gravedad de los mismos y reiteradas fugas de institutos y centros de contención”.

El 31 de julio de 2006, se realiza una interconsulta psiquiátrica: “Se considera al joven débil mental, en estado agudo –enuresis y encopresis—, que intentó suicidarse con una sábana”. Tiene 16 años.

De esto estamos hablando.

* Subsecretaria de Niñez y Adolescencia del Ministerio de Desarrollo Social bonaerense.

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