“Se trata de abuso sexual agravado por el vínculo y reiterado, pero en realidad el caso tiene que ver con la violencia de género, el abuso de menores, el delito sexual. Si además, como ha referido el hermano, hay otras hermanas abusadas, estamos frente a un verdadero monstruo”, dijo a Página/12 la senadora Alejandra Naman. Ante una denuncia como la realizada por la hija de Armando L., analizó, “hay que sacar en conclusión la importancia que tiene no desestimar ninguna denuncia rápidamente, investigar, dar la suficiente apoyatura psicológica a aquellas personas que pueden acercarse y ser víctimas de delitos de abuso para que se animen, venzan el miedo, la vergüenza, el temor. Como Estado, eso es lo que nos está faltando, no solamente en Mendoza. No dejo de pensar en los siete chicos y esa mamá que no sabe qué va a hacer, cómo va a reorganizar su vida. El Estado tiene que implementar recursos y funcionarios para que se hagan cargo, para que mañana mismo la situación cotidiana de ellos esté solucionada, para que estén viviendo en otro lugar, porque está situación mediática los está estigmatizando. No debe ser fácil para los chicos ver, de repente, la cara del abuelo en la televisión y escuchar lo que escuchan. A los chicos hay que sacarlos urgentemente de ese ambiente. El Estado debe actuar para resguardarlos y también a su madre. No conozco a la víctima, he tratado de no invadir. Sé que esto la supera. Puedo imaginarlo, si a mí, siendo una persona pública de la política y abogada, ya me desborda”. Por otra parte, en el barrio, un vecindario de clase media, las versiones diferían: algunos vecinos señalaban ayer que todo en la familia L. era normal; otros, que parecían “anormales”.
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