La nulidad y la apelación que presentó la defensa de Jorge Mangeri recién serán resueltas después de la feria judicial que empezó el viernes y termina el 26 de julio. Por lo tanto intervendrá la sala que resulte sorteada de la Cámara del Crimen y lo hará a partir del lunes 29. Es que al introducir el pedido de nulidad supuestamente porque debió tomársele una indagatoria en lugar de una testimonial, Miguel Angel Pierri obligó a la Justicia a que resuelva esa instancia en primer lugar. El juez dio vista –estaba obligado– para que opinen sobre la nulidad la fiscal, María Paula Asaro, y la querella, encabezada por Pablo Lanusse. Tienen hasta el miércoles próximo para contestar. Luego el juez se tomará otros tres días para resolver –casi seguro rechazará el planteo de nulidad–, por lo cual las cosas ya llegarán al lunes 22 o martes 23, en la segunda semana de la feria judicial. Lo tomará entonces una sala de feria. Pero esa sala tiene que convocar a una audiencia, algo que suele tardar unos cinco días más. Todo indica que el proceso irá hasta más allá del 29, cuando la feria ya terminó. Tanto la nulidad como la apelación tienen pocas chances de tener éxito.
Pierri y Marcelo Biondi optaron por presentar un pedido de nulidad porque consideraron que cuando la fiscal Asaro le tomó declaración testimonial a Mangeri ya lo tenía como sospechoso y entonces debió haberse tomado directamente una indagatoria, con abogado, presidida por el juez que estaba en ese momento, Roberto Ponce.
La realidad es que Asaro no tenía para nada a Mangeri como sospechoso. Los efectivos de la Policía Federal lo llevaron a declarar vestido como uno de sus integrantes porque se suponía que el encargado iba a agregar los datos definitivos para imputar a alguno de los familiares de Angeles. Los títulos de los canales de televisión adelantaban la detención del padrastro, cosa que nunca ocurrió.
Pero cuando Asaro empezó a preguntarle percibió que Mangeri se ponía nervioso y le preguntó por qué. El portero entonces dijo que lo torturaron y empezó a mostrar las heridas. La fiscal llamó a los médicos, incluso con el ánimo de imputar a los policías por apremios ilegales, pero los especialistas diagnosticaron que no se trataba de torturas sino de arañazos que se produjeron entre tres y cinco días antes. Mangeri se siguió contradiciendo, por lo que finalmente Asaro frenó la declaración y se lo comunicó al juez. Un rato después pidió hablar con la fiscal, que obviamente no sabía qué quería decirle, y en forma sorpresiva confesó: “Fui yo, mi esposa no tiene nada que ver”.
La defensa argumentó que antes de la declaración la fiscal recibió un mail que señalaba que Mangeri increpaba a las mujeres y que debía ser considerado sospechoso. Ese mail llegó al Gobierno de la Ciudad, que se lo reenvió a la fiscal, pero ésta ya había recibido otros cien mails y comunicaciones de todo tipo, la mayoría sindicando a algún integrante de la familia. Cuando Mangeri fue a declarar a la fiscalía era un testigo estrella, el que iba a dar las pistas clave. Y lo demuestra también el hecho de que estuvo junto a la fiscal identificando a Angeles en la filmación en que se la ve llegando al edificio de Ravignani (ver nota central).
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