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Sociedad|Sábado, 18 de marzo de 2006
ENTREVISTA AL ORGANIZADOR DEL ENCUENTRO

“Definir nuestra política”

Por A. F.

–Usted actuó como organizador en el encuentro financiado por la Oficina de Investigación Naval. ¿Cuál es su relación con esa fuerza? –preguntó este diario a Alejandro Fainstein, del Centro Atómico Bariloche.

–Mi única relación con la ONR es la de ser el investigador principal en un proyecto de investigación básica que ellos financian desde 2003 y que ha sido aprobado por las autoridades de la institución donde trabajo.

–¿Por qué el encuentro no fue abierto ni publicitado?

–El carácter de la reunión fue puramente científico, sobre temáticas abiertas y que han sido publicadas o cuyo objetivo es hacerlo. La forma de la reunión fue por invitación, estilo workshop, igual que en las dos versiones anteriores, realizadas en 2002 en Chile, y en 2004 en México. Quien haga investigación sabe que los workshops por invitación no son algo inusual. Esto de ninguna manera se relaciona con un carácter cerrado o clasificado de las temáticas a discutir, sino con la dinámica grupal y de discusión que se quiere conseguir. Esta serie de workshops trata sobre los “materiales multifuncionales”, una nueva perspectiva en la que se tratan de integrar en un mismo material conocimientos y funcionalidades que tienen que ver con aspectos usualmente considerados en forma separada, como el magnetismo, la electrónica y la óptica.

–¿Participó algún miembro de las fuerzas armadas norteamericanas en el encuentro?

–Durante el workshop en sí no hubo presencia de nadie de las fuerzas armadas norteamericanas. Lo que sí hubo durante los primeros minutos del encuentro fue la presencia del brigadier general Mark Brown, encargado de investigación del ejército estadounidense. Esta persona vino vestida de civil y mantuvo un perfil muy bajo. La razón de su visita, a mi entender, que fue arreglada a último momento en forma muy informal, fue que el ejército vio que ONR tiene este modelo de proyectos que funcionan muy bien y quieren tratar de implementar una política similar. Entiendo que este representante del ejército estuvo visitando diferentes instituciones en diferentes lugares de Chile, la Argentina y Brasil.

–Las autoridades del Centro Atómico Bariloche cuestionaron la participación de investigadores de la institución. También circuló un comunicado crítico de la comisión interna de ATE. ¿Cuál es su respuesta?

–El proyecto financiado por la ONR fue aprobado en 2003, con felicitaciones, por las autoridades de la institución a la que pertenezco. Por otro lado, hubo dos workshops anteriores de esta serie a la que yo y varios otros investigadores del CAB y del país hemos asistido, siempre autorizados por nuestra institución. De hecho, son innumerables las reuniones científicas internacionales financiadas parcialmente por Agencias de Defensa de Estados Unidos o de otros países. Me parece bien que existan cuestionamientos institucionales, y espero que sirva para resolver esto de una manera racional y definitiva. Con respecto al comunicado de ATE, prefiero no opinar. Creo que la sociedad, y en particular la prensa y los gremios, hacen muy bien en controlar e informar. Pero también considero que las cuestiones bajo discusión deberían analizarse en el marco de las instituciones específicas.

–Meses atrás, cuando salió a la luz la existencia de proyectos de investigación que tenían financiamiento de la armada norteamericana, la gerencia del CAB se manifestó en contra. Sin embargo, evidentemente el subsidio de la ONR al equipo siguió vigente.

–Entiendo que, en función de la repercusión pública de la nota de Página/12 de septiembre de 2005, y debido a que ésta podía dañar la imagen ante la sociedad de nuestra institución, la decisión de la Gerencia del CAB ha sido el no admitir en el futuro proyectos financiados por agencias de defensa extranjeras. Creo que es una decisión incorrecta, que daña los intereses y posibilidades de la ciencia y desarrollos tecnológicos de nuestro país, pero no me corresponde a mí decidir. Respecto del proyecto dela ONR, éste no ha terminado, y entiendo que la posición de la Gerencia del CAB es no solicitar su interrupción sino definir una política a futuro.

–La diputada Puig presentó un pedido de informes donde se explicaban minuciosamente los métodos de selección de proyectos de investigación por parte de las autoridades de Defensa de Estados Unidos, limitadas por ley a usar los fondos sólo en aquellos vinculados de una manera u otra con un objetivo militar. ¿No plantea eso un cuestionamiento ético para aceptar esos subsidios?

–Creo que esa “explicación minuciosa” no podría ser menos adecuada para describir cómo en los hechos se hace esa selección, y quizá más que nada demuestra un desconocimiento de cómo se realiza la investigación científica y como ésta llega a posibles aplicaciones. Creo que es ingenuo distinguir entre la ONR y otras fuentes de financiamiento de EE.UU. La realidad es que la ONR es una de las agencias que financian prácticamente todas las áreas de la ciencia y el conocimiento en EE.UU. Todas estas agencias trabajan en forma conjunta, los orígenes de sus presupuestos son los mismos y todas responden a las políticas del gobierno de EE.UU. De excluirse una deberían excluirse todas. Creo que la opción es definir como país nuestra política de Estado, nuestros intereses, y actuar en consecuencia. En lo puntual, el eje debería ser cuál es el destino de los fondos, que tengan como producto la investigación de calidad, con estricto acuerdo a los principios éticos establecidos. Yo no dudaría en interrumpir cualquier colaboración si percibiera que puede ser usada con fines bélicos. Todos mis compromisos recaen sobre las instituciones nacionales a las que pertenezco.

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