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Sociedad|Miércoles, 4 de julio de 2012
Cómo fue el nacimiento y cómo la pareja aprende a cuidar al bebé

“Abrazados, nos fundimos en la nueva familia”

Por Mariana Carbajal

Mientras esperan que se resuelva el inconveniente que frena la inscripción de su hijo en el consulado en Nueva Delhi, Alejandro Grinblat y Carlos Dermgerd están haciendo un curso acelerado de padres, como todos los primerizos. Pero lejos de su verdadero hogar. Los tres, Ale, Carlos y Tobías, están viviendo en un hotel de la capital india. En diálogo con Página/12 contaron la experiencia.

A la clínica, para esperar el nacimiento, fueron acompañados por una persona de la agencia a través de la cual contrataron el tratamiento de fertilización asistida que incluyó el vientre alquilado. “Ingresamos al hospital y nos dirigimos a la zona de partos. Allí tuvimos que dejar nuestras zapatillas y caminar descalzos, algo inesperado, pero liberador”, relató Dermgerd. Grinblat sigue: “A pocas puertas estaba dando lugar el nacimiento de nuestro hijo. Por momentos estábamos todos en silencio a la espera de escuchar pasos que indicaran que había nacido. De repente pasó una enfermera y mostró los dedos hacia arriba, eso era buena señal. Imposible no emocionarse ya desde ese momento. A los cinco minutos, viene el doctor con un niño envuelto. Sólo se le veían los ojitos y la boca. En ese momento me abalancé sobre el doctor y alcé a nuestro hijo. Con Carlos nos abrazamos los tres juntos, nos fundimos en la nueva familia. Un momento en donde sólo había amor puro, nos mirábamos con Carlos y no eran necesarias palabras, nuestra mirada de felicidad era plena”. En ese instante supieron que se trataba de un varón: hasta ese momento no conocían el sexo del bebé –para evitar los abortos selectivos en la India está prohibido informar a los padres, aunque se detecte en una ecografía, antes del nacimiento–.

La legislación sobre maternidad subrogada en la India establece que la mujer que lleva el embarazo no tome contacto con la criatura. El bebé recibe los controles y cuidados en la clínica como cualquiera al nacer. “El día continuó en el hospital tras un vidrio en donde veíamos los estudios que le hacían y cómo era alimentado por la enfermera. A la noche, ya pudimos nosotros entrar en contacto físico con Tobías y darle de comer. Fue nuestro primer encuentro en donde estuvimos los tres solos, tres horas de amor pleno, miradas, mimos y mucha charla a nuestro querido Tobías. Probablemente eran las primeras palabras en español que había escuchado, de seguro ese día aprendió la frase ‘te quiero’”, contó Grinblat.

“El sábado 30, nuestro día continuó entre el hotel y la nursery, encuentros esporádicos para darle de comer, cambiarlo y charla con los neonatólogos. Cuando uno se encuentra tan lejos de su país, en un hospital tan diferente teme que no encontrará su lugar, pero todo el equipo de enfermeras y médicos nos trató con una calidez particular, casi como si supieran que estamos lejos de casa y que necesitamos un calor adicional”, agregó Dermgerd.

“Finalmente llegó el día domingo, en donde partimos del hotel con un moisés portátil para traer a Tobías a casa. En esta época, ‘casa’ significa el hotel de Nueva Delhi. Tuvimos una nueva charla con el neonatólogo, con instrucciones para el hogar y allí estábamos, los tres solos en el hotel. Las primeras experiencias con el cuellito de Tobías fueron un poco complicadas, pero con el correr de las horas ya tomé dominio de él y ahora hasta podría cambiarlo en el aire. Buena técnica para cuando tengamos 25 horas de avión para regresar a Argentina.”

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