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Domingo, 6 de junio de 2004
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EN LA CITY ESTAN SEGUROS DE QUE HABRA OTRO AJUSTE A LA OFERTA

Apuestan a un poco de efectivo

Los financistas no creyeron en el Plan Dubai y tampoco ahora en el Plan Buenos Aires. La señal es que los bonos en default no bajan de los 30 dólares promedio. Esperan un pago en efectivo.

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Los operadores están convencidos de que antes de cerrar trato el Gobierno volverá a mejorar la oferta.
Por Claudio Zlotnik

No le creyeron en Dubai y tampoco le creen ahora. A pesar de que el propio Néstor Kirchner aseguró que no habrá repechaje. Y que Roberto Lavagna contestó con un “obvio” cuando un periodista le preguntó si el Plan Buenos Aires era el definitivo. Los financistas se juegan a que habrá más. Que el Gobierno volverá a mejorar la oferta. Creen que ésa es la única manera de convocar a las dos terceras partes de los bonistas y poder así cerrar el capítulo del default.
Más allá de la previsible reacción de las asociaciones de bonistas extranjeras, que rápidamente rechazaron el plan que reemplazó la oferta de Dubai, hay un dato que pone de manifiesto lo que piensan los financistas: a pesar de las últimas correcciones bajistas, los papeles en default cotizan en un promedio de 30 dólares, un escalón superior al que deberían valer si la quita fuese del 75 por ciento a valor presente neto, que es el nivel de poda prometido por el Gobierno.
Si bien todavía faltan detalles del Plan Buenos Aires para calcular el valor de mercado de los nuevos títulos, los analistas de la city sacaron cuentas a partir de una tasa de descuento de entre 12 y 14 por ciento. Esa estimación, que toma como referencia a las cotizaciones de los papeles de la deuda brasileña, daría lugar a una poda de entre 73 y 79 por ciento a valor presente neto. Pero estos cálculos no están en línea con las cotizaciones que los bonos en default tienen en el mercado.
Tanto en Wall Street como en la plaza local creen que el Gobierno volverá a flexibilizar la oferta. Toman en cuenta lo sucedido en las reestructuraciones de deuda anteriores. En ningún país, salvo en el caso de Bosnia, hubo una quita semejante. En la lógica de los financistas, lo único que importa es sacar una buena tajada en la renegociación. No si la oferta se lleva de patadas con una economía sustentable. Ya lo demostraron durante el 2001, cuando siguieron apostando por los bonos a pesar de que se percibía la explosión de la crisis.
La especulación de entonces es muy parecida a la de ahora. Así como hace tres años se jugaron a que un salvataje del Fondo Monetario pondría a la Argentina a salvo del default, ahora apuestan a que desde Washington haya un desembolso para que el Gobierno destrabe la negociación con un pago en efectivo a los acreedores. Los operadores dicen que éste sería la fórmula para que los organismos internacionales se hagan cargo de una parte de la crisis argentina. Hay que recordar que tanto el FMI como el Banco Mundial y el BID están cobrando sus acreencias sin ninguna quita.
Un segundo argumento refiere a lo ocurrido en las últimas reestructuraciones. En la mayoría hubo pagos iniciales en efectivo. Hubo casos en donde los giros fueron mínimos, como en Rusia, donde ascendieron al 0,8 por ciento del total de la deuda (250 millones de dólares). Y otros donde fueron mucho más importantes: en Ucrania resultó del 8,5 por ciento del total (220 millones) y del 15,2 por ciento en Ecuador (1000 millones). Ya empezaron con las apuestas. Cuentan a favor con que el Gobierno ya flexibilizó la oferta una vez. Ellos descuentan que habrá otra más.

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