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Domingo, 12 de febrero de 2006
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LA BURBUJA FINANCIERA INTERNACIONAL PARECE IMPARABLE

No hay fiesta interminable

Los bonos de la deuda subieron 10 por ciento promedio en lo que va del año. Los grandes fondos internacionales estiman que todavía hay margen para acumular ganancias antes de retirarse.

Por Claudio Zlotnik
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La renta de los bonos del Tesoro norteamericano alcanza apenas al 4,5 por ciento.

Esta vez, ni Alan Greenspan parece tener el poder suficiente para terminar con la fiesta. Durante una reunión con un reducido número de financistas de Wall Street, el flamante ex presidente de la Reserva Federal (banca central estadounidense) opinó que los operadores estaban “subestimando las alzas de la tasa” en los Estados Unidos. Los inversores hicieron una pequeña pausa, pero enseguida quedó en claro que las palabras del gurú no tumbarían la actual tendencia positiva en los mercados.

Las subas de los activos financieros parecen imparables. Los bonos de la deuda subieron 10 por ciento promedio en lo poco que va del año, a lo que debe añadirse la inflación acumulada para aquellos títulos nominados en pesos indexados. Los grandes fondos internacionales estiman que todavía hay margen para acumular mayores ganancias antes de retirarse del mercado.

La clave es lo que está sucediendo en los Estados Unidos. El rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años alcanza apenas al 4,5/4,6 por ciento anual. Una economía global sin tensiones inflacionarias y crecimiento muy moderado permiten que el costo del dinero sea muy bajo, en los niveles mínimos de la historia reciente.

La enorme liquidez mundial es aprovechada por algunos gobiernos para tomar decisiones financieras, que terminan exacerbando subas de los títulos públicos argentinos. Estados Unidos, por ejemplo, realizó una licitación por 14.000 millones de dólares de bonos a 30 años. ¡Consiguió una tasa anual del 4,53 por ciento!, con lo cual no hizo otra cosa que incrementar el apetito de los inversores por los mercados emergentes.

Hubo otro hecho que acrecentó la demanda de papeles argentinos: la decisión de Brasil de recomprar en el mercado una parte de su deuda, por entre 16.000 y 20.000 millones de dólares. Ante la perspectiva de que habrá una menor oferta de títulos, los inversores salieron presurosos a adquirir preferentemente Boden 2012, que es la serie más parecida a la que Brasil rescatará.

Es poco probable que la Argentina saque demasiada ventaja del actual contexto financiero internacional. Después del pago al FMI, las necesidades financieras quedaron reducidas y el Gobierno ha encontrado en Hugo Chávez un cliente que siempre está a mano. Economía no tiene ninguna urgencia en salir al mercado.

En la actualidad, el tema de la deuda parece más atado a la suerte de la inflación que a la del mercado financiero: hay que recordar que alrededor del 40 por ciento del stock de los pasivos ajusta por el CER. En todo caso, si la Secretaría de Finanzas emite nuevos títulos será con el objetivo de asegurarse un colchón por si el escenario cambia dramáticamente.

Esta posibilidad, que hoy parece tan lejana, no es descartada por los operadores. Algunos de ellos tomaron nota de lo ocurrido con el oro en los últimos días: mientras algunos bancos internacionales presagiaban que la onza valdría 800 dólares en el corto plazo, la cotización cayó 19 dólares en una sola jornada. Todo un record. En la city ninguna apuesta es segura, aunque parezca que la fiesta es interminable.

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