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Domingo, 4 de agosto de 2002
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La debacle de la región y la posición de Washington

Acompañados en la desgracia

El estallido de la crisis en Brasil y Uruguay no facilitalas negociaciones con el Fondo Monetario, como se creía.Si la economía no repunta, crecerá el fantasma del dólar.

Por Claudio Zlotnik
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El estallido regional abre nuevos interrogantes sobre la crisis en la Argentina. La debacle en los vecinos le agrega más incertidumbre a la caída libre de la economía.
Hasta ahora, la apuesta del Gobierno era concretar un acuerdo con el Fondo Monetario. No para destrabar la llegada de fondos frescos sino apenas con el módico objetivo de que los organismos internacionales patearan para el próximo año los vencimientos de deuda que se acumulan en lo que resta de 2002. Pero la caída de Brasil y Uruguay torna todavía más enigmática la chance de un acuerdo con Washington. El problema es que si a Eduardo Duhalde se le moja la única pólvora que tiene en la mano, difícilmente logre un disparo exitoso. Todo lo contrario, la crisis le volvería a explotar en la cara.
Los dramáticos datos que dejaron los primeros siete meses del año anticipan un final de año imprevisible en caso de que vuelva a agitarse el escenario financiero. Durante el primer semestre del año, el saldo neto de la balanza comercial fue positivo en unos 8000 millones de dólares. Pero por más abultado que fuera, este ingreso resultó incapaz de detener la disparada del dólar. Es cierto que la actual cotización se encuentra muy influida por las negras expectativas sobre la marcha económica y política del país. Pero a aquel importante caudal de ingresos habría que añadirles los 2300 millones de dólares que el Banco Central colocó en el mercado en lo que va de 2002, sin que tampoco sirviera para detener la escalada de la divisa.
A partir de marzo hubo un intento del Banco Central de distraer la atención sobre el dólar a través de la colocación de Letras (Lebac). Pero, a pesar de que con el tiempo la entidad monetaria fue incrementando la tasa de interés de esos títulos –pasaron en promedio del 52 por ciento anual al principio al 121 por ciento del mes pasado–, esta escalada no resultó lo suficientemente atractiva para los financistas, que prefirieron seguir apostando por el dólar. El stock de Lebac alcanza a 923 millones de pesos y 201 millones de dólares.
La impresionante absorción de dólares por parte de empresas, bancos e inversores en general constituye un llamado de atención para el Gobierno, potenciado ahora por la explosión regional. Si en el corto plazo no existe alguna señal de que la economía empieza a resucitar, aumentarán los riesgos a otra escalada del dólar. Ya está visto que, para contenerlo, no alcanzan con las divisas que ingresen por el comercio exterior, y mucho menos con las cada vez más escasas reservas que administra Aldo Pignanelli.

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