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La Comisión Nacional de Valores lanzó esta semana un nuevo sistema de fideicomisos financieros. La iniciativa busca transparentar la información sobre la operatoria de este tipo de instrumentos, a partir de la publicación en una base actualizada de todos los datos, en tiempo real, desde su constitución hasta su liquidación. La posibilidad de acceso a esta información se contrapone con la opacidad que mostraron herramientas similares en los mercados denominados desarrollados, que derivó en una de las peores crisis desde el crack del ‘30. Los vehículos estructurados y los derivados financieros fueron causa y cauce en las últimas debacles financieras.
Los productos estructurados, que ahora se reconocen como tóxicos, se encuentran en el centro de las críticas. Tras la crisis hipotecaria iniciada en agosto de 2007, el Comité Técnico de la Organización Internacional de Comisiones de Valores decidió analizar la viabilidad de establecer un sistema de información de las transacciones sobre “estructurados”. En este tipo de operaciones era ampliamente aceptada la falta de información posterior a la inversión. Pero la crisis puso de manifiesto el riesgo de la ausencia de datos cuanto menos necesarios. El Comité reconoció que “no existe en ninguna de las jurisdicciones que la integran un régimen obligatorio de transparencia post-negociación; sólo hay información dispersa sobre precios proveniente de distintas fuentes”.
Los reguladores de los principales mercados internacionales ensayaron algunos posibles refuerzos en el control. Sin embargo, el lobby de los grandes grupos financieros llevó a que se volviera sobre viejas prácticas. “En Estados Unidos nadie sabía si lo que vendía o compraba era una hipoteca basura. Nosotros buscamos evitar esas prácticas y fortalecer la protección del público inversor”, explicó a Cash el titular de la CNV, Alejandro Vanoli. La lupa del regulador estará puesta así en los fideicomisos, que en los últimos seis años triplicaron su volumen de negocios medido en dólares. Pasó de 1748 millones de dólares en 2005 a un estimado de 4800 millones para el actual ejercicio.
El fideicomiso se convirtió en un elemento dinamizador del consumo y de la actividad productiva. Este instrumento permite apalancar créditos para consumo, hipotecarios, actividad agropecuaria, obras públicas y financiamiento para la pequeña y mediana empresa. Gran parte de ese volumen está destinado a crédito personal y consumo, con el 40 por ciento del total. Los fideicomisos son ofrecidos por distintos bancos de inversión y no existía posibilidad para quien adquiere una cuota parte del instrumento de hacer un seguimiento del activo subyacente (garantía) que respalda la inversión. El Banco Nación lidera al ranking de montos colocados, con 11.882 millones de pesos.
Para atender esta fuerte demanda, la CNV desarrolló una primera base de datos online de las series y fideicomisos individuales. El sistema permitirá realizar consultas respecto de los valores fiduciarios emitidos, detalles de las cuotas pagadas, tasas de interés y valor nominal en circulación. Mensualmente se publicará además la calificación que detenta el instrumento, con detalle de la agencia que realizó el análisis, datos del suscriptor y nivel de participación, y fechas, porcentajes y plazos de mora. “La relevancia adquirida por los fideicomisos financieros como vehículo para acceder al financiamiento a través del mercado de capitales nos llevó a implementar este nuevo sistema para facilitar el ejercicio de las funciones de control y fiscalización”, detalló Vanoli
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