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Domingo, 5 de febrero de 2012
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El nuevo sistema de compraventa de moneda extranjera

Domador del verde

Análisis del impacto en el mercado del régimen de adquisición de dólares. Las advertencias de catástrofes de economistas del establishment no se cumplieron. No se disparó el paralelo y disminuyó la fuga.

Por Juan Manuel Telechea*
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Luego de unos días de incertidumbre, el sistema de compra de dólares adquirió agilidad.

Se sabe que la economía, al ser una ciencia social, carece de leyes irrefutables. Esto significa que, a pesar de existir ciertos consensos generales en la disciplina, resulta imposible predecir con exactitud, por ejemplo, el impacto que tendrá en la economía de un país la introducción de una medida. Sin embargo, esto no quita que, como en toda ciencia, se deba aplicar un método riguroso y sistemático a la hora de analizar el objeto de estudio. Pareciera ser entonces que muchos economistas (al tanto de esta particularidad y amparándose en ella), aprovecharon para arrojar todo tipo de pronósticos sobre la implementación del nuevo sistema de compraventa de moneda extranjera, el cual comenzó a funcionar a principios de noviembre.

Así que inmediatamente luego del anuncio de esta medida se los pudo ver y leer en los principales medios de comunicación explicando cuáles serían las consecuencias que este flamante instrumento financiero tendría en la economía argentina. Entre estas consecuencias se destacaban las siguientes:

1. Funcionaría exclusivamente como un cepo a la compra de dólares.

2. No sólo se mostraría inefectiva (porque debería haberse aplicado antes de la corrida y no durante), sino que además alimentaría la fuga.

3. Haría que gran parte de la demanda de dólares se volcara al mercado paralelo.

Pasados más de dos meses de su puesta en práctica, se puede determinar qué fue lo que en realidad sucedió.

Si bien en los primeros días posteriores a su implementación mucha gente se vio inhabilitada para comprar dólares (hecho que demuestra que el sistema fue lanzado de forma apresurada), con el correr de las semanas se fueron corrigiendo los errores y la situación se normalizó. Esto se puede verificar observando la evolución de los depósitos en moneda extranjera en cuenta corriente, según estadística provista por el Banco Central de la República Argentina. Aquí se observa cómo se desplomaron los depósitos en forma inmediata tras el anuncio. Esta caída se debe principalmente a la incertidumbre y desconfianza que suele generar en estos casos la introducción de un mecanismo novedoso, sumado a las fallas iniciales del sistema (las cuales además fueron magnificadas por los principales medios de comunicación). No obstante, a partir de diciembre los depósitos volvieron a crecer evidenciando una regularización de la situación.

Por otro lado, la primera afirmación tampoco se condice con el nivel de actividad que hubo en la plaza cambiaria: a principios de noviembre los montos negociados fueron bajos, promediando los 350 millones de dólares mientras que en los últimos días de diciembre éstos ascendieron a 600 millones de dólares. El valor promedio diario del monto negociado en la plaza cambiaria ronda los 500 millones de dólares.

Lo anteriormente mencionado viene de la mano de la segunda afirmación. Nuevamente con la ayuda de las estadísticas provistas por el BCRA (la evolución del stock de reservas internacionales), se puede analizar qué fue lo que terminó sucediendo. La fuga de capitales se aceleró aproximadamente en agosto, momento a partir del cual el nivel de reservas internacionales comenzó a descender en forma constante y el sistema se implementó en noviembre. ¿Por qué ese lapso entre la aceleración de la fuga y el anuncio de esta nueva herramienta? Principalmente porque el país se encontraba en vísperas de elecciones, y en estas instancias los gobiernos intentan modificar la economía lo menos posible. No es casualidad que una semana después de los sufragios se haya realizado el anuncio de esta medida junto con el de la quita de subsidios.

Una vez implementado el sistema, las reservas continuaron cayendo durante todo noviembre. Sin embargo, al igual que lo sucedido con los depósitos, en diciembre el BCRA terminó comprando más de 2000 millones de dólares, superando así la fuga del mes anterior de aproximadamente 1500 millones de dólares.

Por último, para la tercera afirmación se debe mirar lo ocurrido en el mercado del dólar paralelo: al igual que en los dos casos anteriores, en los primeros días tras la implementación del sistema el dólar paralelo se disparó y se llegó a pagar 5,10 pesos, aunque al poco tiempo se desplomó y terminó rondando los 4,60-4,70 pesos para fines de diciembre, y ahora cotiza en 4,80.

En definitiva, la implementación del nuevo sistema generó, en una primera instancia, un aumento en la demanda de dólares. Luego, con el transcurso de las semanas, no sólo logró frenar con éxito la fuga de divisas sino que además le permitió al BCRA aumentar el stock de reservas internacionales.

Esto permite demostrar que las afirmaciones enunciadas al principio mostraban un análisis incompleto del impacto del sistema en el mercado cambiario, ya que sólo destacaban las consecuencias negativas obvias que tuvo esta nueva herramienta en el corto plazo sin contemplar el estudio de un lapso mayor, elemento indispensable en cualquier análisis riguroso

* Licenciado en Economía (UBA). [email protected]

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