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Domingo, 3 de octubre de 2004
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QUE HAY DETRAS Y QUE PUEDE ESPERARSE DEL PRECIO

Un incendio de petróleo

Las razones del aumento están en la declinante producción del tipo light sweet. Las consecuencias no serán light ni sweet.

Por Claudio Uriarte
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El alza del precio del petróleo empieza a reflejarse en las estaciones norteamericanas de gasolina.
Los precios del petróleo se dispararon a niveles históricos esta semana, cerrando el viernes por encima de los 50 dólares en Nueva York, por primera vez en 21 años de cotizaciones en el mercado de futuros. Va a aumentar todavía más, lo que también el viernes fue admitido como “un riesgo efectivo” por los ministros de finanzas del G7. El precio aún está lejos de los 80 dólares por barril que alcanzó (ajustado por inflación) en el segundo shock petrolero de 1979, y que disparó en Estados Unidos la inflación de doble dígito, pero la presión es claramente alcista, por más que los principales consumidores (con Estados Unidos a la cabeza) hayan limitado desde ese entonces su dependencia energética.
La principal razón del aumento del precio es el aumento de la demanda, motorizada sobre todo por la hiperindustrialización acelerada de China e India, y a ser espoleada en el futuro inmediato por la llegada del invierno en el Hemisferio Norte. La semana anterior, la Casa Blanca había anunciado su intención de usar su reserva estratégica de petróleo para enfriar el precio, pero el lunes el crudo cruzó igualmente la marca de los 50 dólares. Informaciones posteriores revelaron que las reservas estadounidenses eran mayores que las esperadas, lo que desinfló el precio, pero sólo brevemente. A todo esto, ya habían fracasado todos los intentos de la OPEP, y especialmente su peso pesado Arabia Saudita, por frenar mediante aumentos de la producción, una escalada tan dañina para consumidores como para productores (dado que alimentan las posibilidades de una recesión, y tal vez hasta una deflación, internacional). Ocurre, entre otras cosas, que los países productores de petróleo, persisten en decir que no hay escasez en el mercado, pese al aumento de los precios, señalando la existencia de una gran cantidad de crudo pesado disponible, pero según los analistas el verdadero problema radica en la falta de crudo ligero, muy apreciado por las refinerías.
“Para responder a la pregunta ¿hay una escasez de petróleo en este momento? primero hay que preguntarse ¿de qué tipo de petróleo?”, observó Bruce Evers, analista del banco Investec. “¿Se trata del crudo pesado, suministrado en masa por Arabia Saudita, Venezuela, Kuwait o Irán? ¿O del crudo ligero de mejor calidad producido en menor cantidad por Nigeria, Emiratos Arabes Unidos, Angola o Libia?”. “El mercado del petróleo tiene actualmente un déficit de ciertas calidades de petróleo crudo”, explica Deborah White, analista de la Société Générale. Hay una penuria de crudo ligero y no sulfuroso (“light sweet crude”), que es muy demandado por las refinerías, ya que genera grandes rendimientos en productos refinados ligeros como la gasolina, el gasoil o el fuel de calefacción. Productos cuyas reservas se encuentran en la actualidad en sus más bajos niveles históricos. Por el contrario, hay abundancia de crudo pesado y rico en azufre (“heavy sour crude”), pero las refinerías no lo aprecian, porque es difícil de tratar y su transformación en productos ligeros cuesta caro.
Dentro de esto, el crecimiento del movimiento separatista en Nigeria resultó clave para el record de esta semana, pero está visto que basta casi cualquier cosa (Irak, Al Qaida, la situación del gigante petrolero ruso semi intervenido Yukos o los huracanes en América Central) para que el precio se dispare. Y para que la navaja toque, cada vez más cerca, de la yugular petrolera de Occidente.

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