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Martes, 13 de septiembre de 2016
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Mañana comienza el 16° Festival Internacional de Cuentacuentos Palabra Mía

El arte viviente de contar historias

El encuentro se inaugurará en la Biblioteca del Congreso con la presentación del libro teórico El arte de contar cuentos, de Claudio Ledesma, y participarán narradores de Chile, Venezuela, Cuba, Colombia y la Argentina.

Por Silvina Friera
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Andrés Montero y Nicole Castillo, del grupo chileno La Matrioska, serán parte de Palabra Mía.

Los militantes de la palabra vuelven a escena para prender el fueguito de contar historias. El 16° Festival Internacional de Cuentacuentos Palabra Mía –que se realizará desde mañana hasta el domingo 18 en varias sedes de la ciudad de Buenos Aires, Lomas de Zamora, La Plata, City Bell y San Fernando– contará con la participación de Andrés Montero y Nicole Castillo del grupo La Matrioska (Chile), Virginia Amaro (Venezuela), Osvaldo Manuel Pérez y Daniel Alberto Acosta del grupo Teatro de la Palabra (Cuba), Molgud Osorio (Colombia), Lorena Díaz Meza (Chile) y Gabriela Pizarro y María Fernanda Moletto del grupo Nuestras Raíces (Chile). Entre los cuenteros argentinos estarán Dora Apo, Marita von Saltzen, Cristina Villanueva, Raúl Cuevas, Roxana Del Castillo, Betty Ferkel y Vivi García, entre otros. En la apertura del festival, el miércoles a las 17.30 en el auditorio de la Biblioteca del Congreso (Alsina 1835), se presentará El arte de contar cuentos, un libro teórico de Claudio Ledesma, y después habrá una “narratón” inaugural con todos los invitados internacionales y varios narradores locales, con entrada libre y gratuita.

“La narración oral es un arte emergente y ancestral, al mismo tiempo, por lo que creo que su crecimiento en estos días tiene que ver con una respuesta lógica, muy humana, de la búsqueda de aquello que nos define como seres humanos, porque la tecnología, con todo lo bueno que ha traído, también provoca mucha confusión –plantea Andrés Montero del grupo chileno La Matrioska a Página/12–. Ha crecido mucho el número de narradores que buscan una manera de compartir lo que han leído, vivido y escuchado, y también va creciendo el público, que busca un momento de conexión más profunda que la que da la tecnología”. El cubano Osvaldo Manuel Pérez, integrante del grupo Teatro de La Palabra, recuerda al autor de Las ciudades invisibles. “Italo Calvino dice que el arte en este nuevo milenio tiene que tener una característica, la levedad. Y la narración oral a través de la palabra provoca esa levedad. La palabra va como imagen al que escucha y este recrea en su imaginación con su propia historia el cuento que le están contando. Conlleva una categoría de arte viviente: sucede, transcurre y perece en el momento de su producción. El narrador oral es un artista de la palabra y la palabra también es compromiso”, subraya Pérez. La venezolana Virginia Amaro, partiendo de su experiencia como cuentacuentos en su país, cree que “las personas comenzamos a tener necesidad de ponernos en contacto con nosotros mismos y nuestras historias, y al mismo tiempo ponernos en contactos con otros y con sus historias; es la particularidad del humano de ser social”.

¿Qué pasa con la oralidad en estos tiempos? ¿Por qué se vuelve más necesaria? “La oralidad se vuelve necesaria justamente porque hemos ido perdiendo espacios de encuentro, y la oralidad es en sí misma un espacio de encuentro –explica Montero–. Como decía (Eduardo) Galeano, cuando alguien cuenta una historia es como si se prendiera un fueguito. Eso andamos buscando los que contamos y los que escuchamos: un fueguito en medio de la ciudad, del trajín diario. La cuentería viene a ser, quizás, uno de los últimos bastiones de resistencia de la palabra, hoy supeditada a la imagen. La cantidad de televisores encendidos durante los almuerzos familiares es una triste realidad que nos aleja de la escucha y del compartir. Y creo que la gente, quizás inconscientemente, se da cuenta de que algo le falta, y por eso está yendo a escuchar historias”. Amaro dice que la oralidad se vuelve más necesaria en la medida que las tecnologías asedian. “Estamos pasando más tiempo charlando por medio de nuestros teléfonos celulares que en persona –aclara–. La oralidad permite rescatar los vínculos afectivos, el sentarnos cara a cara a escucharnos y conversar de nuestras historias”. Pérez –actor, narrador, clown y titiritero– está convencido del poder que tiene la palabra para intervenir en lo cotidiano. “El mundo cada día está más convulsionado y la palabra hablada cambia, nos cambia. La palabra dicha con arte, transforma, revoluciona, complejiza, une y nos hace sentir vivos. El hombre es un ser narrativo. Si tiene varios hilos sueltos, los enlaza para construir una historia. Esto sucede por la necesidad de encontrar un sentido. La oralidad es indispensable para los humanos en la búsqueda profunda de identidad. Los cuentos nos permiten identificarnos con situaciones y sentimientos comunes a todos los hombres y mujeres. También tejen redes de pertenencia con un pueblo, una patria, una historia compartida”.

Psicóloga y cuentacuentos venezolana, Amaro comenta cómo se hizo narradora oral: “Todo empezó para canalizar mis necesidades de comunicación. Mis padres descubrieron a muy pronta edad –yo tenía 5 años– que hablaba demasiado y creo que ellos no estaban tan dispuestos a escucharme. Así que buscaron la opción del teatro; en la provincia donde vivía para ese tiempo el teatro no era tan común, pero existía una escuela de narración oral, a la que llegué a los 12 años y una vez que me inicié en este arte de contar historias ya no pude parar más, se convirtió en mi pasión”. Pérez destaca la necesidad que tenía de crear arte a través de la palabra, el cuerpo y la voz. “Es mi forma de estar en el mundo y llenar mi vida. De volver a sentir esas historias que una vez me emocionaron en la penumbra de mi cuarto con la lectura, antes de dormir. Por eso soy narrador oral, cuentero, contador de historias, cuentacuentos, palabrero, decidor, artista de la palabra”, se define el artista cubano. Además de cuentacuentos en la compañía chilena La Matrioska junto con Nicole Castillo, Montero es escritor, autor de La inútil perfección y otros cuentos sepiosos (LOM, 2012). “Como en la mayoría de los casos, llegamos al arte de contar cuentos por casualidad. Al tomar algunos talleres y conocer maestros de la cuentería, nos dimos cuenta de que era lo que queríamos hacer toda la vida. Como escritor, no siempre sabía qué le pasaba al que leía un cuento o novela que hubiera escrito yo, a lo más me comentaban ‘me gustó’. Al narrarlo oralmente, sé perfectamente qué le pasa al público con mi historia en cada momento, lo que gusta, lo que no, lo que sorprende, lo que emociona. Para un escritor, eso es impagable”.

* Toda la programación está en el Grupo de Facebook “Festival Internacional de Cuentacuentos, Palabra Mía”.

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