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Miércoles, 14 de junio de 2006
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Recomendaciones

9- WHATEVER PEOPLE SAY I AM...

Arctic Monkeys - EMI

Cuatro tipos de lo más corrientes: “Common people”, diría Jarvis Co-cker, de Pulp, otra banda de She- ffield, Inglaterra. Esa “aldea” aparece bien pintada en las letras del cantante Alex Turner, a la manera de un Ray Davies cruzado con The Streets: historias mundanas, con giros que las elevan. Las canciones son pegadizas y frescas, están repletas de riffs contagiosos y de vitalidad cuasi punk, como si los Pistols y los Clash se dieran la mano con los Kinks, Smiths y Oasis. ¿Más retro rock? Sí, pero del mejor. R. C.

8- PAISANO VIVO

Raly Barrionuevo DBN

Si un disco en vivo significa –más que la consumación “oficial” de un buen momento– el reflejo episódico de una rutina en los escenarios, entonces este CD tiene la virtud de acompañar, con desprolijidad natural, el devenir de Raly en la ruta. Con su bagaje a cuestas (el folklore entendido como síntesis del compromiso entre la tierra y el hombre) salió a recorrer el país con un estudio móvil. Hay sólo dos temas “nuevos” (“Baguala del desengaño” y “Corazón atamishqueño”), pero todo el CD respira frescura. F. D.

8- SHOW YOUR BONES

Yeah Yeah Yeahs Universal

Para su segundo CD, este trío neoyorquino liderado por la carismática Karen O (“la Iggy Pop con faldas”) limó varias aristas ásperas de su debut. Pero en lugar de achatar su música y hacerla menos interesante, el costado más pop de los Yeah Yeah Yeahs (que sigue siendo bastante ruidoso, por otra parte) no hace, sino fortalecer su personalidad. Y si “Turn into” y “Gold lion” son radiables y hay alguna que otra balada acústica, las gárgaras de Karen en “Mysteries” hacen pensar en Siouxsie Sioux dentro de una licuadora. R. C.

8- NARCOTANGO 2

Carlos Libedinsky Indep.

El electrotango tiene dos posibilidades básicas de recorrido a futuro: convertirse en un subgénero tecno con maquillaje tanguero o ser la herramienta para el rediseño de un soundtrack porteño más actualizado. En su segundo disco, Carlos Libedinsky parece acercarse más a esta última alternativa. Narcotango 2 pone al tango en el centro de la escena. Los recursos tecnológicos que se cruzan con el bandoneón sólo acompañan con naturalidad esa melancolía que Buenos Aires no enterró en los años ’40. F. D.

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