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Sábado, 7 de enero de 2006
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OPINION

Un mundo de héroes y villanos

Por Pablo Cullel *
La idea de reflotar el catch es de Sebastián Ortega y surgió el año pasado, antes de que aparecieran programas parecidos. ¿Por qué uno elige determinado ámbito? Muchas veces es producto de la casualidad, o se reactiva algo que ya tuvo un éxito en la Argentina. En este caso son deportes, costumbres, que la ficción va reciclando para contar historias, atractivos para la trama que íbamos a contar. Necesitábamos gente de clase media con un club de barrio. La figura del luchador es de una doble connotación: también atañe a la lucha cotidiana por defender ideas, pasiones, más allá del box en sí, que ya estuvo muy visto y muy bien contado en Campeones (Pol-ka, Canal 13). Como esta historia empieza veinte años atrás, buscamos algo que haya sido tradición para reciclarlo. Lo cierto es que en la Argentina nunca fue un deporte demasiado popular. Hay deportes que cada país y cada idiosincrasia llevan a la cima, y aquí fueron el fútbol y el boxeo. La lucha libre, una ramificación del boxeo, cuerpo a cuerpo, nunca prendió en la gente, no lo compraron de manera masiva. Con el show de Karadagian se convirtió en un boom, pero no sé si la gente empezó a practicarlo. Desde que desaparecieron los Titanes... se dejó de hablar del tema. En Gladiadores de Pompeya vuelve a revitalizarse el catch en el barrio, y con esta llegada se constituye como centro de atención del club. Vuelve también una práctica muy antigua, sin demasiadas reglas, y una nostalgia del público adulto. Vuelve un hecho llamativo para los chicos, con todo lo que conlleva su puesta en escena, muy colorida para todo público. Y, en resumen, vuelve una trama de motivo clásico: la histórica rivalidad entre el bien y el mal, un mundo de héroes y villanos.

* Productor de Gladiadores de Pompeya.

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