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A excepción de los diecisiete años en que se mantuvo alejado de la Argentina, de donde partió en 1969, el actor, director y régisseur Alfredo Arias, residente en Francia, retorna periódicamente a Buenos Aires para montar una pieza teatral o hacerse cargo de una régie. Distinguido a nivel internacional e invitado a dirigir en teatros europeos, trajo hasta aquí varias de sus creaciones, entre otras Familia de artistas; La mujer sentada, inspirada en la célebre tira de Copi (allí también como actor junto a Marilú Marini); Mortadela; Niní; Las criadas, de Jean Genet; Incrustaciones, de Chantal Thomas; Kavafis. Los círculos del exilio; Invenciones del recuerdo (sobre textos de Silvina Ocampo) y Cabaret Brecht Tango Broadway (presentada en Villa Ocampo). Participó del ciclo Tintas Frescas y realizó ensayos abiertos de Tres Tangos y Tatuaje (foto), en el teatro El Cubo. Entre sus últimas régies en Buenos Aires se encuentran La carrera del libertino, de Igor Stravinski; Bomarzo, de Alberto Ginastera y Manuel Mujica Láinez, y Muerte en Venecia, de Benjamin Britten. En Francia, además de presentar numerosas obras, dirigió el Centre Dramatique Nacional d’Aubervilliers, fue distinguido con el Molière de Honor por el conjunto de su obra y nombrado Comendador de las Artes y las Letras de Francia.

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