“Le permitimos mantener cerca de usted la perfecta esencia de su ser amado purificando las cenizas y transformándolas en un diamante azul único y hermoso –se lee casi al pasar en el sitio web de la empresa suiza Algordanza (www.algordanza.ch)–. En alrededor de cinco a seis semanas se consigue lo que a la naturaleza le tomaría años en lograr: un diamante azulado de 0,3 hasta 3 quilates.” Una oferta sugestiva que cambia completamente el significado de todo aquello de vender “las joyas de la abuela”.