Página/12 :: las12 :: La realidad real

Según una encuesta de la Hola española, es la “más simpática”, la “de más estilo”, la “más elegante” (sic) y la “más enamorada de su príncipe” (!). Es rubia, sonríe con una sonrisa enorme pero sin temor a terminar decapitada, muere de amor por sombreros, sombreritos, capelinas, tocados, tocaditos, y de tanto en tanto perpetra alguna barbaridad simpática que la humaniza tanto, ay, a ella, que cómo no va toda su patria adoptiva a quererla. Por si fuera poco, es argentina, bien nuestra, y es ese carisma porteño (adquirido en el roce que sólo se da en lugares canyengues como el Northlands) combinado con el mundo de su marido Willem-Alexander Claus George Ferdinand lo que convierte a Máxima Zorreguieta en la envidia de las casas reales europeas, deseosas de poseer su propia luz holandoargentina. Pero no, Máxima es una sola y sostiene su estilo personal a pura garra, como podemos comprobarlo en las veladas oficiales (y no tanto, que también hay algunas, lector@s de nuestros corazones, que cenan con ella como Juanita V. cenó con Mick Jagger): más allá del largo protocolar de la pollera, el tamaño del birrete de ocasión o los colores que prescriba la reunión, una siempre reconocerá su sello. Y eso que en su mundo los eventos son tan rigurosos que no importa lo que se diga o haga sino el cómo se haga: en la forma, bah, reside el asunto, como bien lo recordó en estos días un funcionario argento que supo trabajar en nuestra embajada en Holanda. A parecer, chicas, chicos, que se acaba el mundo, y en una de esas es la ocasión ideal para pescar a alguien de la comitiva real. Será cuestión de agarrar la agendita y no perderse las estaciones de la visita, como la gala que habrá esta noche en el Colón. Si van, recuerden las instrucciones que venían con la invitación: “Usted podrá dirigirse a Su Majestad la reina de las siguientes maneras: Majestad o Señora; a SS.AA.RR. el príncipe de Orange y la princesa Máxima de los Países Bajos se podrá dirigir de Alteza Real. No es necesario hacer reverencia o inclinación”. Un poco de don de gentes, che.