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Lunes, 14 de abril de 2008
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Simeone y Cagna, técnicos para fútbol en tableros de ajedrez

Dinámica de lo pensado

Los dos entrenadores más promisorios del mercado mostraron el fútbol esencialmente táctico que les cabe, sin que los limite esquema alguno y abiertos a dar todas las respuestas que les va exigiendo el partido.

Por Daniel Guiñazú
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Están a punto de cumplir los 38 años. Y son, sin dudas, los técnicos de mayor futuro de la nueva horneada del fútbol argentino. Diego Simeone tiene poco menos de dos años en el cargo y ya porta un título sobre sus espaldas, el Apertura 2006 con Estudiantes. Diego Cagna lleva un año y medio en el banco y ya logró un ascenso a Primera, el año pasado con Tigre. Los dos tienen ideas bastante parecidas. Los dos piensan en el arco de enfrente. Pero no se olvidan de que también existe el propio. Apuestan al orden de los movimientos colectivos, y a que nadie nunca se quede quieto con, pero sobre todo sin la pelota. Piensan meticulosamente los partidos durante la semana. Y tratan de que, el domingo, la realidad no les arruine sus previsiones.

Por eso, River y Tigre hicieron el partido que hicieron. Tan cerca del fútbol ajedrecístico como del ajedrez futbolero. Tan lejos de aquella dinámica de lo impensado que Dante Panzeri inmortalizara como definición del juego hace ya 40 años. Simeone movió primero sus piezas en la semana. Decidió dejar de defender con cuatro, sacó a Ferrari por Abreu, y modificó su dibujo: del 4-3-2-1 ante Lanús pasó al 3-3-3-1 de ayer. Cagna le contestó variando también su esquema. Por primera vez en el campeonato, jugó con línea de cuatro, a sabiendas de que necesitaba tener bien cubiertas las andanzas por los costados de Alexis Sánchez y Buonanotte.

Durante el partido, siguieron igual. Simeone miró con un ojo a Cagna y Cagna, a Simeone. El primer tiempo fue fútbol jugado sobre un tablero de 105 por 70. Parecía irrescatable el espectáculo si un gol no caía rápido para abrir la cerrazón. A los cinco de la segunda etapa, llegó el gol de Falcao, luego de un tiro libre de Abelairas, y dio la impresión de que otra historia, mucho más emocionante, estaba lista para ser escrita.

Pero cuando entre los 55 y los 58 minutos los dos se quedaron con diez por las expulsiones de Ahumada y de Morero, los técnicos pasaron a mover sus piezas contrarreloj. Empezó Cagna a los 71 minutos poniéndolo a Suárez, un delantero, por Giménez, un volante, para jugar un 3-3-1-2 con el paraguayo Ayala como media punta. Respondió Simeone a los 75, canjeándolo a Domingo por Buonanotte y armando una línea de cuatro con Abelairas como lateral izquierdo cuando Tigre atacaba.

Redobló la apuesta Cagna a los 78, sacando otro volante, Román Martínez, para meter a Altobelli y atacar directamente con tres. Simeone demoró dos minutos para contestar: Ferrari por Augusto Fernández, para seguir con una línea de cuatro en el fondo aunque más convencional. River terminó defendiendo con siete en pleno Monumental, Tigre atacando con cuatro y ninguno de los dos jugando como empezó. Una señal de que a Simeone y a Cagna ningún esquema los limita y que están abiertos a dar todas las respuestas que les vaya exigiendo el partido. Un anticipo del fútbol esencialmente táctico que cabe en la cabeza de los dos técnicos más promisorios del mercado.

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