En este fútbol ciclotímico e histérico da la sensación de que ahora todos quieren apostar a un proyecto a largo plazo y el espejo en el que se miran es el Lanús de Cabrero. Sin embargo, ante tanta rotación de técnicos y tantos nombres dando vueltas, el suyo, hasta ahora, no se emparentó con los equipos más poderosos del país.
–¿Por qué cree que no se lo tiene en cuenta para dirigir un equipo grande?
–Mirá, te voy a decir lo que pienso. En el fútbol vos no estudiás cuando hacés el curso de técnico, vos estudiás cuando sos jugador. Esa es la gran ventaja que tienen Simeone, Passarella o Cagna, que han sido jugadores de un nivel muy grande y creo que tienen un plus. Los técnicos como yo, creo que tenemos que demostrar un poco más. Quizá para que yo pueda dirigir River o Boca tenga que hacer más méritos de los que he hecho. Además, para esos equipos hay un grupo de técnicos, pero a mí eso no me quita el sueño. Me gustaría estar candidateado para dirigir a los equipos grandes. Lo que sí creo es que hay una bisagra entre un técnico que hace un gran trabajo un par de años y un técnico que sale campeón.
–¿Le sorprende no estar siquiera en la mira?
–Sí. Pero también es cierto que estoy muy identificado con Lanús; como salí de inferiores y siempre seguí acá, quizás piensan que no me va a interesar otro proyecto. La realidad es que nunca tuve la posibilidad de saberlo.
–¿Qué haría si, por ejemplo, lo llamaran de River?
–Primero lo evaluaría y segundo sería una satisfacción. Que yo diga que estoy en un club bárbaro no quiere decir que no quieras que te llamen de River, de San Lorenzo, de Vélez. Mi intención es, si no dirijo afuera, quedarme en Lanús, pero eso no cierra ninguna puerta, ésa sólo es mi intención. Como te dije antes, si me viene a buscar River por lo menos lo voy a pensar, ja, ja...
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