¿CULPABLES
O INOCENTES?
Los escritores Jorge Luis Borges, Manuel Peyrou y Adolfo Bioy Casares habrían
enviado un telegrama de felicitación al gobierno mexicano después
de la matanza estudiantil de 1968, según publicó el lunes 29/3 un
diario mexicano que toma como referencia documentación clasificada por
el Archivo General de la Nación de México. La misiva fue hallada
entre la documentación correspondiente al ex presidente Gustavo Díaz
Ordaz (1964-70), a raíz de una investigación realizada por la directora
de Análisis Histórico de la Procuraduría General de la República
de México, María de los Angeles Magdaleno Cárdenas. El
telegrama fue enviado el 3 de octubre y no hace mención directa a las muertes,
destacó la investigadora. Hay que saber leer entre líneas:
no fue enviado en cualquier fecha sino justo un día después de la
matanza, así que la posición de estos escritores (Borges, Bioy y
Peyrou) está más que clara. La llamada masacre de Tlatelolco
se produjo cuando una multitudinaria manifestación estudiantil fue masacrada
en la Plaza de las Tres Culturas (ubicada en la Ciudad de México) por tropas
de civil y del Batallón Olimpia que dispararon desde terrazas y edificios
aledaños mientras unos diez mil soldados uniformados cortaban las salidas
en una gigantesca encerrona. El episodio dejó como saldo más de
300 muertos, aproximadamente 1500 heridos y unos 2000 estudiantes detenidos. Amigos
y colegas de Jorge Luis Borges descalificaron la especie.
Desconsuelo
El miércoles pasado, en la sede del Fondo de Cultura Económica,
un nutrido grupo de personas ligadas con el mundo editorial se reunieron para
despedir a Alejandro Katz, su director editorial en Argentina desde hace tantos
años que no vale siquiera la pena contarlos. El alejamiento de Alejandro
Katz, no sólo un gran editor sino también un agudo observador
y comentarista de las políticas culturales argentinas, no puede vivirse
sino como una de esos acontecimientos con doble significado.
Por un lado, para el FCE significará una pérdida irreparable y
a Leandro de Sagastizabal, su sucesor, le tocará la durísima tarea
de continuar con un proyecto editorial ejemplar en más de un sentido.
Pero, por otra parte, devuelve a un editor de raza a las arenas de la edición
independiente, lo que seguramente significará, a mediano plazo, un enriquecimiento
para el mundo del libro. La decisión de Katz causó sorpresa sólo
en quienes eran ajenos a los debates internos del FCE y a los caprichos de la
actual directora general de su casa matriz, Consuelo Guerrero.