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Jueves, 28 de abril de 2016
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Pedro Dalton y el gótico rioplatense

EL VIAJE DEL CHILLIDO

El cantante, poeta e ilustrador uruguayo se combinó con los Angela Tullida para una banda notable que vuelve para el Buenos Aires Calling.

Por José Totah
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Es 1985, por poner un año. Madrugada en un cabarulo imaginario del puerto de Montevideo. En las mesas hay cafishos y malandras. Marineros rusos bailan abrazados, recién llegados de Río de Janeiro, borrachos y con ganas de pelear. Hace un calor tremendo y todo parece a punto de explotar o evaporarse. Pero la banda sigue tocando porque las mejores tragedias siempre tienen música de fondo. El grupo que ameniza el desastre bien puede ser Chillan Las Bestias: y al frente va la voz rasposa del uruguayo Pedro Dalton, mítico cantante de Buenos Muchachos, poeta, dibujante y versión rioplatense –pero sin cliché– de Nick Cave.

“Soy flores de Bach, soy pescado”, escupe en Nocturno mediodía, y no se sabe bien qué quiere decir, pero uno le cree. También afirma: “Vendí al Diablo, compré a Dios y me comí a Buddha como sushi”, y no hay duda de que realmente lo hizo. De fondo un violín tristísimo y una densidad que impregna el aire: hasta los más góticos se comen las uñas frente a esta oscuridad, emparentada con la melancolía y lo que quedó roto en la batalla.

Se llama Alejandro Fernández Borsani, pero le dicen Pedro por el de Los Picapiedras y Dalton por los hermanos de la historieta Lucky Luke. Es uno de los cantantes más originales de Uruguay y un eximio dibujante: ilustró la tapa del primer disco de Los Estómagos, banda post punk emblemática de allá, y de La Vela Puerca. Y textos de Horacio Quiroga. También escribió cuatro libros de poesía: Mentira el cielo, No sólo de hambre vive el hombre y dos inéditos. Y una novela, La cara del ángel (2010). Con Chillan Las Bestias, que integra junto a cuatro ex miembros de la ya disuelta banda Angela Tullida, toca desde hace unos años y sacó un disco epónimo en 2014. Y este 1/5 protagonizará la edición XII del Buenos Aires Calling, junto a Atrás Hay Truenos, Las Ligas Menores, Los Barenboim y Zubeldía.

¿No te estresó la idea de tener una banda a cada lado del charco?

-Lo que pasa es que desde el ‘99 viajo a Buenos Aires. Soy un orillero, el río me junta. En Buenos Aires tengo familia y amigos igual de imprescindibles que en Montevideo. Angela Tullida es tan parte de mi vida como Buenos Muchachos, y estoy unido a ellos con sangre de hermanos. Cuando Angela se terminó, me propusieron recitar mis poesías sobre lo que estaban tocando. Y como no me gusta recitar, caímos suavemente en hacer canciones y se hizo real la banda. No, no me estresa ni un poquito.

Hace poco salió en una entrevista que hacen “rock gótico rioplatense”, pero parece una etiqueta un poco anacrónica.

-La gente precisa etiquetas para decir qué es lo que hace esta banda. No me molestan, porque en general tienen parte de acierto y le pertenecen a la gente. En este caso me sobró la palabra “gótico”. El resto es posta.

Un ex Angela Tullida decía que ese grupo había llegado a un callejón sin salida porque se había “tanguerizado” demasiado. ¿Tratás de esquivar el tango?

-(Ríe) El tango es rock, para mí el instrumento no se toca con destreza sino con intensidad. Lo más importante para hacer música es tocar lo que te salga del alma y cuando hacés eso no hay peligro de “caer” en ningún lado. El tango es una música y nosotros hacemos música, así que lo que tengamos de tango bienvenido sea.

* Domingo 1/5 en Buenos Aires Calling XII, Caras y Caretas, Venezuela 330. A las 20.

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