El asesinato a sangre frÃa de un comerciante de 51 años, Héctor Cantero, a quien dos vecinos que viven a 50 metros de su negocio le robaron la recaudación del dÃa y después lo ejecutaron con un tiro a quemarropa en la cabeza, frente a su propio padre, un anciano de 79 años, empujó ayer una súplica oficial. "¡Por favor, dejen de matar!", pidió por las emisoras locales el jefe de la Unidad Regional I, comisario Juan Faustino Ruiz. Un mensaje a los asesinos. Pero también una confesión de impotencia del gobierno de Jorge Obeid ante otra escalada de crÃmenes que envuelve a la capital de la provincia. La muerte de Cantero se convirtió en el homicidio número 77 en lo que va del año.
Ruiz es el quinto jefe de PolicÃa de La Capital en este segundo turno de Obeid. Asumió hace apenas dos meses, a mediados de junio, con el mandato de devolver la seguridad y la paz a la ciudad de Santa Fe. Cuando se hizo cargo ya habÃa 60 asesinatos en el año. Hoy, suman 77.
El crimen de Cantero conmovió a la ciudad y levantó una ola de indignación que se amplificó con otro hecho: el intento de ejecución de un taxista de 52 años, Luis Méndez, quién salvó su vida por milagro cuando uno de sus asaltantes le disparó a quemarropa en la cabeza, pero él logró agacharse unos centÃmetros y evitó que la bala le destrozara el cráneo: sólo le rozó el cuero cabelludo.
Cantero fue asesinado en un maxikiosco de su propiedad, en calle San Juan al 7100, en el barrio San José, cuando se encontraba junto a su padre, Salvador Cantero, de 79 años. Eran casi las nueve de la noche cuando ingresaron al negocio dos jóvenes armados que bajo amenazas, y a los gritos, le pidieron la recaudación de la jornada. Cantero entregó el dinero que tenÃa en su poder sin ofrecer resistencia, pero los sujetos no se conformaron. Comenzaron a revolver todo en la supuesta búsqueda de un botÃn mayor: no lo encontraron. Entonces, el que tenÃa el revolver caminó unos pasos hacia su vÃctima, le apuntó a la cabeza y lo mató en el acto.
Los dos asesinos salieron a las corridas, pero en la puerta se cruzaron con una vecina de al lado, Lidia Sandoval, quien en ese momento salÃa de su casa y a la que también le abrieron fuego. Sandoval cayó herida en una de sus piernas y tuvo que esperar media hora la llegada de una ambulancia que la trasladó hasta el hospital de emergencias José MarÃa Cullen, donde quedó internada en estado delicado.
El comisario Ruiz intentó ayer a aplacar la indignación social. Explicó los esfuerzos de la policÃa para combatir la inseguridad y el delito, pero volvió a insistir que Santa Fe es una ciudad violenta y armada. "Lo que no ha cambiado es la violencia y la falta de valores de la gente. Los autores de algunos delitos tienen un total desprecio por la vida. Eso es lo que ha cambiado", dijo el jefe de PolicÃa. "Yo siempre dije que el delito cero no existe en ninguna parte del planeta".
Pero tampoco es normal que una sociedad tenga el promedio de crÃmenes que tiene la ciudad de Santa Fe le planteó un colega de LT10.
Por eso digo que lo que no ha cambiado el nivel de violencia de la gente. Eso es lo que no ha cambiado. La falta de valores. Pero eso no es de hoy, ocurre desde hace mucho tiempo en la ciudad de Santa Fe. Nosotros tenemos una cantidad suficiente de policÃas como para prevenir los delitos, pero en el último caso (el asesinato de Cantero), los autores del homicidio viven a 50 metros de la vÃctima y eso no se puede prevenir.
Un rato antes, por LT9, Ruiz habló sobre los que desprecian la vida y están dispuestos a todo. "Por favor, dejen de matar. Y dejen de matarse", les pidió. "Por favor, tengan más apego a la vida. Pero, bueno, si no respetan su propia vida, menos van a respetar las de terceros. ¿no?", se consoló el comisario.
El relato del taxista que salvó su vida por milagro también fue estremecedor. Luis Méndez, de 52 años, conducÃa anoche el interno 280 de la empresa Radiotaxi, cuando un pasajero le pidió que lo llevara hasta Hernandarias al 4900, en jurisdicción de la seccional 10ª, donde fue abordado por dos sujetos que le robaron la recaudación del dÃa y antes de escapar uno de ellos intentó matarlo con un disparo en la cabeza.
"Me pidieron la plata y les entregué todo lo que tenÃa. QuerÃan el celular y también se los di. Después, me pidieron la llave del auto y también se la entregué. Pero ahÃ, uno de ellos arrimó más la pistola (con que lo encañonaba en la cabeza) y disparó. Por suerte, yo alcancé a agacharme unos centÃmetros y la bala me rozó el cuero cabelludo".
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