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Domingo, 23 de septiembre de 2012
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Fotografiando la zona

Chistes sacros

Por Adrián Abonizio
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* -Una monja hace dedo y el cura que viene al volante la sube. A la vez que hace un cambio le toca sin querer la pollera y descubre unos muslos esculturales. Ella reclama: -Padre, acuérdese del salmo 129. -Perdón, dice el cura. Luego, en otro cambio la pollera deja ver mejor las piernas. Padre acuérdese del salmo 129. -Perdón dice él contrariado. Y así por dos o tres veces. Cuando llegan al convento, se despide avergonzado y consulta en la Biblia el salmo 129. -"Sigue buscando más arriba, encontrarás la gloria", lee. El tipo ríe y hace reir en la sobremesa con el chiste, mientras el sol calienta los hábitos y va adormilando a los clérigos más viejos que no se enteran del remate porque ya no tienen ni coche ni ganas de narraciones lejanas, heroicas, sacras.

* Su cabeza solía funcionar como las de los chicos: Si uno se tapa la cabeza, desaparece. Por eso, al ver las boletas de impuestos que le llegaban y asomaban su colita malévola de demonio por debajo de la puerta las pateaba afuera, a la intemperie donde sufrían el escarnio de la lluvia o la tierra hasta que las recogía, duras y humilladas para recién entonces abonarlas. -Deben ser castigadas por el pecado de existir, repetía.

* En la plaza al ciego los que cuidan autos le han puesto un cartel de cartón que reza: "Busco novio". Unas monjas que pasan le advierten y se lo sacan. Insólitamente la menor del terceto, se guarda el letrerito en su bolsillo. ¿Será para ella, para recordarse a si misma la necesidad extrema? ¿Por qué no lo ha arrojado en el tacho? Misterios divinos.

* Su padre se había casado con una señora mayor muy católica que iba los sábados por la tarde al denominado "Costurero", el sitio donde curitas y monjitas recibían a los fieles y se alimentaban. Se repartían las tareas y algunas colaboraban llevándose la ropa de los hombres para lavárselas. El padre, un anarquista furioso solía coserle el bolsillo del lado de adentro a los jóvenes curas. -Para que sepan que no precisan bolsillos y eviten toquetearse, argumentaba serio. Nunca nadie se quejó, alertados del chiste bravo.

* Fue por aquella época que andaba loco y fundido en divisas, que pretendió con su tío panadero venderle a la iglesia ostias más finamente terminadas, aromatizadas con vainilla o frutilla. -Pruebe padre, pruebe, le dijo al sacerdote, extendiéndole una muestra. -No tienen sentido del humor ni onda. Es que el clérigo amenazó con llamar a la policía.

* Fue a Tito a quien se le ocurriera comparar a la Virgen del Rosario con Meteoro. -!Tiene como rayos que lanza como el en los dibujitos antes de subir al auto! dictaminó. Y era verdad...esas lanzetas de luz, esa iluminación por detrás la convertían en un dibujo animado tieso y perfecto, temible y poderoso. Los chicos para evitar reirse de las imágenes por las que se sentían en falta, evitaban pasar por delante: Sabían que a ella no le gustaban las comparaciones. Y que podría castigarlos.

* Guillermo el Conquistador, cuyo pabellón eran dos leones rojos y que llevó la conquista normanda a Inglaterra y se comentaba peleaba muy bien, cayó del caballo y murió. Su tumba en piedra fue tan mal diseñada que no entraba el cuerpo, por lo que hubo de doblarlo y el estómago le explotó. En medio de lo fétido alguien inocentemente como para limpiar el aire le depositó una cruz en su pecho. Pero se tapó la nariz al hacerlo: Ningún crucifijo aguanta tanto odio ni tiene poder sanitario alguno. El milagro suele ser otra cosa.

* La maestra de catecismo era menuda pero tenía algo que la atraía, su perfume, sus piernas delgadas que dejaba ver sentada en su banco. Un chico le susurró al oído lo portentoso de sus tetas y él enojado dejó de hablarlo. Cada vez que cerraba los ojos para dormir le pedía a Dios que no le dejara imaginar lo que el compañero le enseñara tan brutalmente. Al final se dejó vencer por el Diablo y procedió en medio de la noche.

* La pila de la iglesia donde se dice está el agua bendita luce seca y pegajosa; además no huele bien. -Son los pecados de todos lo que la tocan, dice para conformarse, pero intuye que es un mal funcionamiento angelical del edificio donde dice mora la Virtud. -¿A qué huele?, se pregunta. Y se avergüenza pensando que huele a culo de viejo muerto.

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