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Miércoles, 28 de marzo de 2007
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ROSARIO/12 RECORRIO LA ZONA NOROESTE, LA MAS AFECTADA POR EL TEMPORAL EN LA CIUDAD

La inundación llegó al barrio Nuevo Alberdi

La mayoría de los evacuados provienen de este barrio de la periferia de Rosario. "Es muy lamentable los que nos pasa, hace dos años nos inundamos pero no tanto, y encima falta el pico de la crecida", dijo un vecino con cierta resignación.

Por José Maggi
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El desborde del canal Ibarlucea afectó a los pobladores de barrio Nuevo Alberdi.

Unos 2200 rosarinos evacuados en el Batallón 121 y en el estadio cubierto de Ñuls (ver aparte), el barrio Nuevo Alberdi soportando una de las peores inundaciones en dos décadas, y un pronóstico de tormentas sobre la región hasta el día viernes, más algunos piquetes en distintos puntos de la ciudad, fueron las referencias destacadas tras la segunda jornada de lluvia que se sigue abatiendo sobre la ciudad.

En la esquina de Grandoli Norte y Caracas, Jorge Arias de la Central de Operaciones de Emergencias, observa el horizonte sobre el mar en que se a convertido una de las calles principales de Barrio Municipal. El sitio está a unos 300 metros del cauce del canal Ibarlucea, y hasta allí ha llegado la crecida, cuyo pico se espera para la madrugada. "Hemos evacuado de este sector unas 800 personas, y nos vamos a quedar esta noche (por ayer) en vigilia por cualquier cosa".

Estela Magallán vive en Grandoli Norte 3468 desde hace 18 años, pero no recuerda que el agua le haya llegado hasta el umbral de su casa. Matea en la puerta mientras espera que le acerquen un metro de arena, para improvisar un dique que evite que el agua ingrese a su casa.

Por calle Caracas hacia el sur, la calle Bouchard -que ha sufrido los caprichos de la crecida del canal en las últimas dos décadas- exhibe un metro y medio de agua. En Caracas y Matheu a 100 metros del Centro de salud municipal, Oscar Gauna cuida lo poco que le ha quedado de su pequeña granja: tiene medio metro de agua en el interior del comercio donde hay varios freezers y una heladera sobre algunas tarimas, que no alcanzaron para ganarle a la crecida del arroyo. "Es muy lamentable los que nos pasa, hace dos años nos inundamos pero no tanto, y encima falta el pico de la crecida: sino llueve llegará mañana -pronostica- sino habrá que seguir esperándolo", confiesa resignado. Y aclara que "hay que estar atentos al desborde del río Carcarañá, y hay que ver si en Roldán abren las compuertas. Entonces tendremos más de medio metro de agua que lo que tenemos". A la distancia el negocio de Gauna es el único que exhibe luces encendidas. Es que -según explica- ya compró un pequeño grupo electrógeno para quedarse y "cuidar lo que nos quedó".

También aprovecha para quejarse por la ayuda recibida: "No está bien coordinada, porque falta que vayan a buscar a la gente que se quiere ir. Hoy hubo personas que se vinieron diez cuadras a caballo para llegar al Centro de Salud para ser evacuadas". Gauna tiene 18 años en el barrio, y asegura que "esta es la peor inundación de todas", las que le tocó vivir.

Más allá del Centro de Salud, la capilla de San Joaquín y Santa Ana, se convirtió en un lugar donde resistir la crecida. Al frente está el padre Daniel Siñeryz, quien abrió sus puertas para contener a los vecinos del barrio. "Las mujeres y los niños hasta doce años son lo que se trasladan a los centros de evacuados. Por eso acá quedan los hombres, muchos de los cuales están ahora tomando algo caliente o recibiendo algún alimento", dice el sacerdote y aclara que "esto no es otra cosa que asumir las consecuencias aunque las causas tienen otro análisis: son las demoras de la burocracia para canalizar el Ibarlucea, que tuvo ya tres inundaciones: en 1986, en 1996 y la de ahora. Es decir que pasaron dos décadas entre la primera y la tercera, tiempo más que prudencial para planificar y ejecutar una obra".

El padre Daniel, se queja también de la falta de respuesta rápida ante la emergencia. "Ayer ( por el lunes) a las 2 de la tarde llamamos a la gente de la municipalidad y nos dijeron que no había necesidad de evacuar, y finalmente a las 11 de la noche se concretó con la gente ya instalada en el Centro de Salud".

Mónica Borrás, colaboradora de la capilla y vecina del barrio Nuevo Alberdi Oeste, suma su voz a las críticas contra un funcionario: Daniel Gálvez, responsable de Promoción Social municipal del Distrito Norte, en Villa Hortensia. "Si uno arma piquetes nos critican y nos tildan de quilomberos, pero esta zona hace añares que se inunda, así que no es posible que esta persona venga a las dos de la tarde del lunes y la propia gente le avise que se va a desbordar el canal y él rechace trasladarlos. Lamentablemente sabemos que esta persona no está capacitada para ocupar este cargo político, y en estos casos se ve: no es un funcionario de carrera, y el cargo le queda demasiado grande, y pasan estas cosas".

Desde el lado oficial el que recoge el guante de las críticas es el

subdirector de Hidráulica de la Municipalidad, Alfredo Manavella, quien intenta justificar que "estas lluvias tienen una recurrencia de 100 años y ahora nos tocó a nosotros resolver las consecuencias". "Ahora bien, una vez que estén terminadas las obras sobre la cuenca del Ludueña, ya licitadas y en manos del estado provincial, tendremos la certeza de que no volverán a producirse inundaciones por los desbordes del arroyo", aseguró el funcionario.

Las obras que llevarían alivio tanto a los habitantes del barrio Nuevo Alberdi como a los campos linderos a la ruta 34, suponen una inversión de 27 millones de pesos, comenzarán en 20 días y estarían finalizadas en 24 meses. Mientras tanto, los propietarios de las viviendas ubicadas en la zona inundable serán reubicados, a través de un plan habitacional financiado por la Nación, en la zona norte de la ciudad, cerca del camino límite del municipio, entre la autopista a Santa Fe y la ruta 34.

Lejos de las explicaciones oficiales, vecinos de Génova y Olavarría, en barrio Industrial se cansaron de cortar las calles en Empalme Graneros, y se trasladaron su protesta a la avenida de Circunvalación y Sorrento. Similar actitud adoptaron una veintena de mujeres de barrio Ludueña acompañadas por decenas de pibes, en Eva Perón (Córdoba) al 5200 frente al complejo de cines Village.

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