Globos de colores cortan el boulevard donde habitualmente yiran las travas. Estamos frente al puticlub del fiolo que sale a cada rato a bardearnos. Porque el hist贸rico Arde Closet platense cambi贸 de lugar: en plena periferia reclama 鈥渂asta de persecuci贸n policial鈥. A pasos de la plaza que inaugura el mondongo, una pasarela de tela agarrada con cascotes pa鈥 que no se vuele el glam, hay mu帽ecos que representan todo aquello que queremos quemar. Hay brillo y pieles sint茅ticas que nos cobijan, pero sobre todo muchos abrazos de reencuentro: 茅sta es la extravagancia, el yiroteo y la resistencia antirrepresiva. Somos una peque帽a multitud orgushosa y cagada de fr铆o. Las calles bien cortadas, el viento que te pega una trompada en la cara, y las pelvis que se redondean con la m煤sica que dj transa mete y mete: aunque Madonna nos gusta, la grasada 鈥渄e que vengan los bomberos鈥 nos vuelve locas. Estas son nuestras molotovs de shibr茅, dice la organizaci贸n de Putos Mal, Malas como las Ara帽as, Varones Antipatriarcales, amigues y artistes autoconvocades. Estas son nuestras revueltas sensualas, aunque la gran mayor铆a aqu铆, lamentablemente, seguimos siendo cisexuales 鈥搉o trans.
Nos amuchamos cerca del calor de las bandas. 鈥淵o te amo鈥 me recuerda que el punk en La Plata no muere nunca. Luego del tango de Rodrigo Peiretti, una performance drag villera: Milo est谩 desnud铆sima y a la intemperie. Su cuerpo blanco bien iluminado espera ser vestido de pibe chorro. Marta de la Gente 鈥搖na de las grandes voces que animan el encuentro, codo a codo con la flamante Andrea鈥 le grita: 鈥溌racias por ponerte en concha en 2 y 66, en plena zona roja de la ciudad, los vecinos que se creen los due帽os de la vereda se la tienen que comer re doblada!鈥. Yo, tr谩gica, sufro por esa piel tatuada que se pone colorada. Empieza a bardear a la Butler, la Beto, y la Diana pornoterrorista 鈥揹e eso se trataba, de poner al descubierto a lo queer hegem贸nico鈥 y emerge su Gaby villero que se entrega de cuerpo entero al p煤blico amoroso. 鈥淗agan lo que quieran conmigo鈥, afirma el paquetero, y una vocecita dice que lo abrazar铆a, aunque otra con un mate se adelanta para calentarlo. El ritual de la quema nos ayuda a pelear la fresca. Entre los cables bajos que se crucifican por arriba de nuestras cabezas arden todos los roperos que nos quieren borrar: los vecinos mala onda, las razzias milicas, la Iglesia abominable y las inmobiliarias higienistas. Al fuego, y para que vuelvan a las cenizas. Y nuestros gritos, que exorcizan todo el odio en las espaldas.
Por all谩, la feria de fanzines, el almacenero que entrega la 煤ltima birra 鈥損orque Scioli no le permite m谩s鈥 mientras Ayel茅n, de la colectiva Malas como las Ara帽as, me ofrece el peque帽o manual lgbt antirrepresivo. Se trata de un fanzine de bolsillo que otorga herramientas legales para enfrentar a la cana que no respeta la Ley de Identidad de G茅nero: exigir que se trate a las personas tal como se autoperciben 鈥揳unque el cambio registral no est茅 efectivizado鈥, aclara los tipos detenci贸n y delito, c贸mo hacer un h谩beas corpus si fuese necesario, y hasta explica distintas tomas de autodefensa.
En Nueva York, el d铆a internacional del orgullo ser谩 soleado y en tanga, en La Plata, un 28 de junio, 45 a帽os despu茅s, sigue siendo una resistencia extravagante contra la poli en la que meamos atr谩s del patrullero mientras el chorrito que nos moja las patas levanta una estela de vapor. Ya nos volveremos a ver en noviembre, sin peligro de neumon铆a, para recordar otro orgusho local.
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