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Domingo, 30 de abril de 2006
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SAN PEDRO: El Museo Paleontológico Fray Manuel de Torres

Gliptodontes bonaerenses

En la ciudad de San Pedro existe un singular museo de paleontología creado por un grupo de aficionados que encontró por casualidad el fósil de un armadillo gigante. El hallazgo les despertó la pasión por el tema y así fue
que descubrieron en la zona un yacimiento de megafauna prehistórica. Un recorrido por el sitio de las excavaciones donde aparecieron lestodontes, toxodones y mastodontes.

Por J.V.
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Todo comenzó por casualidad. En 1998, un lugareño recorría el campo buscando ombúes silvestres para preparar bonsais cuando de pronto descubrió algo que le cambió la vida y sus aficiones de manera radical. Sobre el perfil de una barranca asomaba la cabeza del fémur petrificado de un Doedicurus, una especie de armadillo gigante que habitó por esta zona hace un millón de años. Para extraerlo llamó a un grupo de amigos que, fascinados con el hallazgo, excavaron hasta sacar a la luz este gliptodonte que en vida llegó a pesar unos 1500 kilogramos. Y tanto les impactó el animalito que se conectaron con el Departamento de Paleontología de Vertebrados del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” y formaron al mismo tiempo el Grupo Conservacionista de Fósiles, que en el 2003 terminó abriendo un museo con apoyo municipal.

FOSILES AL POR MAYOR Además de fundar el Grupo Conservacionista de Fósiles, que dirige José Luis Aguilar, los entusiastas aficionados a la paleontología restauraron una hermosa casona con patio interior del siglo XIX para instalar allí el Museo Fray Manuel de Torres, en cuyas salas hoy se exhiben fósiles de la megafauna pampeana. Además de conocer el museo, los interesados pueden visitar un sitio paleontológico ubicado a 10 kilómetros del pueblo, en el que continúan las excavaciones.

El sitio fue descubierto cuando el grupo de amigos recorría un campo privado donde una empresa extraía tosca para construir un terraplén. Sin tener idea de lo que pasaba, los obreros habían descubierto un yacimiento paleontológico increíble: a 5 metros de profundidad apareció una manada completa de diez perezosos gigantes fosilizados que vivieron en la zona hace 500 mil años. A estos animales, que pesaban alrededor de 3 mil kilos y eran herbívoros, se los conoce como lestodontes. Y si bien no son los primeros que se encontraron en la provincia, es la primera vez que aparecen en tal cantidad, todos juntos y con diferentes edades, lo cual permitió avanzar muchísimo en el conocimiento de la especie. Se supone que se habrían ahogado todos juntos al intentar cruzar un antiguo río. Uno de estos perezosos gigantes estaba tan completo que se lo pudo articular y se exhibe ahora en el museo. Se estima que la especie se extinguió hace unos 10 mil años y la causa habría sido su lentitud de movimientos. Por su poca agilidad fueron, sin duda, presa fácil para los primeros humanos que poblaron la región, quienes los cazaban para comer y utilizar su piel.

Lo más curioso de la visita guiada al sitio de excavación –declarado Reserva Paleontológica– es la infinidad de fragmentitos de huesos y dientes petrificados que están a flor de tierra. Son tantos que es prácticamente imposible dar un paso sin pisarlos. Así es que, durante el recorrido, el director del grupo, José Luis Aguilar, recoge sólo aquellos que le parecen más significativos. La profusión de huesos en este lugar no es casual, ya que habría sido el recodo del lecho de un río donde se estancaban los restos de los animales muertos.

CON CUCHARIN Y PINCEL En un rincón de este sitio alambrado por seguridad se ve una costilla a medio desenterrar de una especie aún no determinada. En el terreno se observan cuadrículas de excavación tapadas con una lona y se puede ver el proceso completo de extracción de una pieza. En primer lugar se limpia la parte superior con un pincel, luego se excavan los costados de la pieza hacia abajo con la forma de la quilla de un barco, y luego se introduce yeso líquido para producir un bochón que permita extraer todo y llevarlo al museo para su limpieza.

En el sitio de excavación, que mide 3 mil metros cuadrados, el guía explica que en la zona de San Pedro las barrancas presentan cortes con tres edades geológicas sucesivas: la Lujanense, de 8 mil a 130 mil años atrás; la Bonaerense, de 130 mil a 500 mil años; y la Ensenadense, de 500 mil a 1.800.000 años. Las capas de sedimento correspondientes a cada edad se las reconoce por su coloración, y en el caso de este sitio el tinte verde grisáceo del terreno señala el límite entre las edades Bonaerense y Ensenadense. A pesar de la cantidad de animales ya encontrados en el lugar, hasta ahora se ha excavado apenas un 5 por ciento y se cree que hay trabajo para muchos años más.

DEL CUATERNARIO Si bien el hallazgo más espectacular del Grupo Conservacionista de Fósiles fue la manada de perezosos gigantes, en los últimos años han encontrado diversas especies características del Cuaternario –período correspondiente a los últimos 1,8 millón de años de historia geológica–, que en la Argentina y América del Sur en general fue estudiada por Florentino Ameghino. Entre las piezas rescatadas está el cráneo de un toxodon, un animal similar a un hipopótamo; huesos de Theriodictis platensis, un cánido que vivió en la llanura pampeana hace 700 mil años y del cual sólo existen dos ejemplares completos en el país; restos de mastodontes, parientes del elefante; y de Macrauquenia patachonica, un mamífero de dos metros de alto y tres de largo similar a un camello, pero sin joroba y con una pequeña trompa.

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