Entre las víctimas mortales figuran seis soldados yemeníes y cuatro civiles, incluida una india, señaló el ministerio del Interior yemení. Estados Unidos condenó este atentado que "recuerda que seguimos enfrentados a la amenaza de extremistas violentos aquí y en el extranjero", afirmó un portavoz de la Casa Blanca, Gordon Johndroe.
Según testigos, hombres armados barrieron a tiros un destacamento de policía frente al complejo fortificado de la embajada estadounidense antes de que otro atacante hiciera estallar un coche bomba que levantó una bola de fuego. Le siguieron una serie de explosiones y disparos de armas y cohetes contra la legación diplomática.
Un misterioso grupo denominado Yihad Islámica en Yemen reivindicó el ataque y amenazó con operaciones similares contra Gran Bretaña, Arabia Saudí y los Emiratos Arabes Unidos en Saná, en un texto recibido por la AFP.
Por el momento se desconoce el número de heridos, aunque un comunicado de la embajada estadounidense asegura que varios miembros de las fuerzas de seguridad yemeníes y "ciudadanos yemeníes que esperaban para entrar en la embajada" resultaron lesionados.
En Washington, un responsable estadounidense que pidió mantener el anonimato declaró a la AFP que no había norteamericanos entre los heridos.
Según un mensaje de la legación a los estadounidenses residentes en Yemen, "la embajada y el servicio consular estarán cerrados" debido al atentado, aunque ya lo estarían de todas formas por ser jueves y viernes fin de semana en el país. No se aclara cuándo reabrirán.
La explosión ha sido tan fuerte que jirones de carne humana cayeron a un centenar de metros de distancia, según varios habitantes.
Un residente británico, Trev Mason, relató a la televisión estadounidense CNN haber oído al menos tres explosiones de gran potencia.
"Hemos oído un fuerte tiroteo. Miramos por la ventana y vimos estallar la primera explosión, una bola de fuego muy cerca de la embajada de Estados Unidos", contó.
"El tiroteo continuó entre 10 y 15 minutos, seguido de dos explosiones estruendosas", añadió.
En marzo, una colegiala y un policía perdieron la vida y 19 personas resultaron heridas por una lluvia de fuego de mortero que, según los diplomáticos estadounidenses, tenía como blanco la embajada de Estados Unidos.
Después de un ataque con cohete contra un complejo residencial donde vivían trabajadores estadounidenses de la industria petrolera en abril, el departamento de Estado norteamericano ordenó la evacuación del personal diplomático no indispensable, pero esa orden fue suspendida en agosto.
"Somos muy conscientes de que aquí hay una amenaza constante", declaró a CNN el portavoz de la embajada, Ryan Gliha.
"Los empleados de la embajada no están autorizados a viajar fuera de Saná y se les aconsejó evitar los hoteles, restaurantes y áreas turísticas y limitar estrictamente su exposición en lugares públicos hasta nuevo aviso", según una circular de abril.
En los últimos años, los militantes islamistas han cometido numerosos ataques en Yemen, tierra de los ancestros del jefe de la red Al Qaida, Osama bin Laden, y uno de los países más pobres del mundo.
La rama yemení de Al Qaida, bautizada Soldados de Yemen, también reivindicó ataques mortales contra turistas belgas y españoles en los dos últimos años.
El atentado del miércoles es el más sangriento en Yemen desde que Al Qaida atacó, en octubre de 2000, el buque de guerra estadounidense "USS Cole" en el sureño puerto de Adén con un bote cargado con explosivos. El saldo fue de 17 marinos norteamericanos muertos.
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