La Presidenta inició su discurso haciendo un repaso de los números de su gestión. Destacó que en "2003 se destinaba 2 por ciento del PBI a la educación y 5 al pago de la deuda” y que actualmente destina “6.47 a la educación y un 2 por ciento a la pago de la deuda". En este sentido ubicó al país como cabeza de los índices de crecimiento de la región y uno de los que “regularmente está saldando su deuda sin recurrir a los mercados de capitales".
No obstante aclaró que Argentina "no pretende erigirse en modelo ni ejemplo de nadie" pero a la luz de esos resultados ratificó la "necesidad" de "formular reglas claras en materia de especulación financiera, que parece no tener freno, afectando monedas y destruyendo trabajos", algo que se agudizó en la década de los ´90.
También pidió la reforma del Consejo de Seguridad del organismo internacional de manera tal que se eliminen las figuras de “miembros permanentes y poder de veto” de algunos países.
Como se esperaba, CFK volvió a referirse al tema Malvinas y sostuvo que el Reino Unido debe entender “que hay que cumplir las resoluciones” emanadas de la ONU acerca de las Islas y aclaró que “Argentina no tiene intenciones de agravar la situación de nadie”. Pero enfatizó que, no obstante, debe abrirse una instancia de diálogo en la que se resuelva la soberanía de esos territorios argentinos.
Por otra parte, se expidió sobre uno de los temas excluyentes de la Asamblea General y renovó su pedido para que Palestina sea reconocida como el Estado independiente y consideró que su "no inclusión" en ese cuerpo "va a crear mayor inseguridad" en el mundo. "Ruego que Dios ilumine a quienes tienen que tomar esta trascendental y estructural decisión en el mundo para lograr mayor equilibrio, y que Palestina pueda tener su asiento número 194, para así contribuir a un mundo más seguro y más justo", enfatizó.
Finalmente, Cristina Kirchner pidió a Irán un diálogo "constructivo, sincero y con resultados", a partir del ofrecimiento que ese país hizo a la Argentina para esclarecer el atentado de la AMIA. "Creemos que ese diálogo tiene que ser constructivo, sincero y con resultados, para poder ser creíble y no ser entendido como una maniobra dilatoria o distractiva", dijo al respecto y añadió que el mensaje iraní "significa un cambio de actitud pero no una respuesta al reclamo argentino de justicia". Argentina "no puede ni debe rechazar" el ofrecimiento de diálogo, pero tampoco supone que "deje de lado sus requerimientos emanados" de la justicia.
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