Sin un anuncio previo, Francisco realizó una recorrida por las tres localidades del centro de Italia más afectadas por el terremoto de 6 grados en la escala de Richter ocurrido el último 24 de agosto. Allí, 4 mil personas perdieron su hogar y alrededor de 800 viven en tiendas de campaña, mientras que los daños fueron calculados en 4 mil millones de euros y el gobierno de Matteo Renzi había prometido que la reconstrucción comenzaría a fines de septiembre.
El domingo pasado, el Papa había anunciado que haría una visita "privada, solo, como sacerdote, como obispo, como papa. Pero solo". Esta mañana, al llegar, manifestó a quienes lo recibieron: "No quería molestar. Por esto dejé pasar cierto tiempo para que algunas cosas pudieran resolverse".
Según cifras oficiales, el sismo de magnitud 6 causó la muerte de 298 personas, 230 de ellas en Amatrice. Posteriormente, Jorge Bergoglio se desplazó a las localidades de Accumoli y Arquata del Tronco, donde se contabilizaron en total 62 muertos. A lo largo de la ruta, el Papa se encontró con grupos de damnificados, habló con supervivientes y dio las gracias a los rescatistas.
En Amatrice estuvo acompañado del obispo de Rieti, Domenico Pompili, visitó la escuela improvisada, instalada en contenedores después de que el edificio original se, y después se dirigió a la "zona roja" acordonada por ser la más dañada del pueblo. Rezó varios minutos en silencio frente a los escombros.
"Sé de vuestro sufrimiento y de vuestros miedos, y también sé de vuestros muertos, y estoy con vosotros, por esto quise estar hoy aquí", dijo Francisco a los habitantes de Arquata.
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