"Mi viejo no está, así que la causa en la práctica es un fracaso, pero no porque no se estén haciendo las cosas. Para mí es simple, el que lo quiera entender, que lo entienda", señaló.
Rubén participó junto a su hermano Gustavo de la reconstrucción del operativo en el que la Policía halló el supuesto rastro de López en una finca de Atalaya el 23 de septiembre de 2006, acompañado de su abogado querellante, Alfredo Gascón Cotti.
Durante la inspección, Rubén realizó preguntas por su cuenta a los testigos, analizó sus dichos y se mantuvo todo el tiempo interesado en saber lo que ocurría.
Respecto de la posibilidad de que su padre haya estado en Atalaya, señaló que no lo sabe, aunque tampoco tiene elementos para negar el rastro de los canes.
"No tengo por qué desconfiar de los perros. Lo vi yo y cuatro perros distintos. El perro es un animal que es fiel y no se le puede inducir a qué haga o diga algo, literalmente porque no hablan", consideró.
Sobre los dichos del vecino Rubén Darío Durso, quien señaló que para él "López está vivo" porque de lo contrario la familia saldría a marchar, el hijo de López se negó a opinar.
"Sin comentarios. Yo sé lo que hago y cómo lo tengo qué hacer. El señor Durso habrá dicho lo que dijo porque tendrá sus motivos, no voy a opinar sobre él", acotó.
Por su parte, Gascón Cotti aseguró que "no aventuramos a decir que hay contradicciones o irregularidades. Lo que decimos es que hay actuaciones que hoy se pudieron verificar que no coinciden exactamente en el acta, eso es lo que tenemos que evaluar ahora".
El letrado agregó que "no parecía razonable que un procedimiento de esta envergadura hubiese terminado en el poco tiempo que se hizo y que el resultado fuese negativo respecto de la ropa que los perros habían marcado".
Fuente: Télam
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