La policía militar carioca patrullaba la favela de Complexo do Alemao cuando le dispararon desde un auto. Los policías respondieron con todo su arsenal de armas automáticas y los atacantes, miembros de una banda de narcos local, se escaparon. Pero el tiroteo dejó cuatro muertos entre los habitantes de las precarias viviendas del morro: tres adultos y un bebé de un año baleados en sus casas. El nene recibió un tiro en la cabeza. La seguridad de Río de Janeiro está en manos del ejército.